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España España · bilbao
Voto de ernesto:
8
Cine negro. Thriller. Drama. Intriga Roy Dillon (John Cusack), hijo de una prostituta, se encuentra dividido entre el amor que siente por su madre Lilly (Anjelica Huston), una atractiva mujer que trabaja para un violento estafador, y su amante Myra (Annette Bening), que está dispuesta a todo con tal de alejar al joven de la influencia materna. (FILMAFFINITY)
10 de noviembre de 2011
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de dirigir en la década de los ochenta tres películas que marcaron el comienzo de su carrera y que le dieron a conocer internacionalmente, como fueron Mi hermosa lavandería, Sammy y Rosie se lo montan y Abrete de orejas, Stephen Frears decidió, en 1988, dar un salto definitivo en su carrera al dirigir Las amistades pelígrosas. Con ella se enfrento a un gran presupuesto, a un reparto de actores de renombre y a un tema que, en principio, le resultaba totalmente ajeno. El resultado fue, no hace falta recordarlo, memorable. No contento con eso, con su siguiente película siguió en la misma línea, cambiando las intrigas palaciegas de la Francia del siglo XVIII, por otras intrigas, igualmente sibilinas, en el Los Angeles más negro.
Los timadores es la adaptación de una novela del escritor Jim Thompson, y que Stephen Frears dirigió con parecido talento al de aquellos maestros que hicieron grande el género negro en sus años de gloria. La película cuenta la historia de un timador de poca monta que sobrevive a base de pequeños timos. A su alrededor dos mujeres mucho más ambiciosas le complican la vida de mala manera. Su novia, a la que apenas conoce, es sensual y manipuladora, y haría cualquier cosa por ganar dinero. Por otra parte está su madre, una mujer joven, le tuvo a los catorce años, y metida en un asunto del que puede salir mal parada. Estas dos mujeres rivalizan por captar la atención de Roy, el protagonista, con todas las armas a su alcance, y obtener, así, su propio beneficio. El choque constante de estos tres personajes desemboca en una vorágine de violencia, falta de escrúpulos y codicia que solo unas buenas dosis de un humor más negro que el carbón pueden hacer soportable.
Stephen Frears se desenvuelve como pez en el agua con una historia que aunque aparentemente estaba alejada de todo lo que había hecho antes, volvía a tocar temas que no dejanban en muy buen lugar la verdadera naturaleza del ser humano.
Con un estilo seco, directo y virtuoso, pero sin ser ostentoso ni llamativo, el director nos introduce en una historia con tres protagonistas perfectamente definidos, que desarrollan un relato oscuro y retorcido, pero que luce de forma luminosa y hasta ligera, gracias a un equilibrado balance entre las sombras de la historia y la luz de un guión y una puesta en escena de una precisión impecables.
El personaje central sobre el que gira la historia es el que interpreta John Cusack, pero los que verdaderamente hacen que la película avance a base de giros inesperados y haciendo gala de un derroche de fuerza, malicia y talento, son las dos mujeres que revolotean a su alrededor. Su novia Myra y su madre Lilly son dos huracanes que arrasaran con todo para conseguir sus respectivos objetivos, y que cuando se encuentran en la pantalla, del choque que se produce saltan chispas.
(sigue spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
ernesto
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