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España España · bilbao
Voto de ernesto:
6
Musical. Drama. Romance El expresidiario Jean Valjean (Hugh Jackman) es perseguido durante décadas por el despiadado policía Javert (Russell Crowe). Cuando Valjean decide hacerse cargo de Cosette, la pequeña hija de Fantine (Anne Hathaway), sus vidas cambiarán para siempre. Adaptación cinematográfica del famoso musical 'Les miserables' de Claude-Michel Schönberg y Alain Boublil, basado a su vez en la novela homónima de Victor Hugo. (FILMAFFINITY)
15 de febrero de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ni la novela de Victor Hugo, ni el musical en teatro. Mi único contacto anterior con Los Miserables fue, hace mucho tiempo, la adaptación al cine que hizo Bille August con Geoffrey Rush y Liam Nesson. No la recuerdo como una gran película. La posibilidad de volver a ver la misma historia no me resultaba especialmente atractiva. La posibilidad de que esa historia fuera esta vez en forma de musical tampoco resultaba muy atrayente. Que el director de la película fuera el antipático (cinematograficamente hablando) Tom Hooper tampoco fomentaba el entusiasmo. Así que, al contrario de los fans incondicionales del musical teatral, mis expectativas ante esta película no eran especialmente grandes. Y finalmente el escaso entusiasmo que me despertaba esta adaptación se ha visto refrendado por una película de indudable potencial dramático, pero que como musical resulta más pesado que el plomo, sobre todo en su primera parte, y donde los desmanes visuales que Tom Hooper ya apuntaba en El discurso del rey se hacen más notorios y molestos.
La historia es de sobra conocida. Después de cumplir una larga condena por un delito menor Jean Valjean no consigue quitarse de encima la sombra de su carcelero Javert. Años después, con Valjean completamente rehabilitado y haciendose cargo de la hija huerfena de una de sus empleadas, la sombra de Javert vuelve a aparecer en su vida, marcando cada uno de sus movimientos y los de Cosette, esa niña a la que ha criado como si fuera suya. La llegada de la Revolución Francesa marcara el punto culminante del desencuentro entre los dos hombres y sus dramáticas consecuencias serán definitivas en las vidas de todos ellos.
El material de partida ya estaba ahí. Con esos mimbres era difícil no hacer una película intensamente dramática y arrebatada. Controlando un poco la situación Tom Hooper podría haber conseguido un melodrama potente y conmovedor. Teniendo en cuenta, además, que estamos en una versión musical, y que eso teatraliza en exceso el texto, el control que Hooper debiera haber exhibido para no regodearse en el exceso tendría que ser notable. Pero lo que Tom Hooper ha hecho con Los Miserables ha sido todo lo contrario. Se ha desmelenado en lo dramático de la misma forma que lo ha hecho en lo visual, y a fuerza de excesos Los Miserables acaba perdiendo toda su profundidad.
Desde el espectacular arranque, la vena que se marca en la frente de Hugh Jackman ya nos da una idea de que en estos miserables cantarines no se va a relajar ni el apuntador. El envarado Jackman countinuará así hasta el final. La película afortunadamente llegará un momento en el que resulte menos agobiante y cansina. Tras una primera parte de canciones bastante aburridas y números musicales plomizos, cuando la acción se hace mas coral los números musicales resultan mas vivos y contagiosos. Tal vez no sea ajena a esto la aparición en escena del actor Eddie Redmayne, el único del reparto que se ve relajado y natural. Y es que las interpretaciones de Los Miserables oscilan entre los alardes dramáticos de los aburridos Jackman y Russell Crowe (salvaré a la esforzada Anne Hathaway), y la parodia (también excesiva) de Sacha Baron Cohen y Helena Bonham Carter. Redmayne y los chicos revolucionarios, demuestran que entre esos dos extremos hay un punto intermedio que resulta bastante mas digerible.
Por lo demás Tom Hooper cuenta con todos los medios habidos y por haber para hacer una recreación espectacular y vistosa, que él mismo se encarga en muchas ocasiones de que no luzca en todo su esplendor debido a su obsesión por mover y colocar la cámara de la forma más incómoda y molesta posible, en lo que parece que va a acabar convirtiéndose definitivamente en una marca de fábrica.
En cualquier caso diré que los musicales, pasados y presentes, no son mi género favorito, pero que la ligereza de algunos títulos recientes como Chicago o Dreamgirls me entretiene mas que la cansina intensidad de Los Miserables.
ernesto
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