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España España · bilbao
Voto de ernesto:
8
Stories We Tell
2012 Canadá
Documental, Intervenciones de: Sarah Polley
7.4
1,405
Documental A partir de entrevistas e imágenes familiares, Sarah Polley busca la respuesta a uno de los enigmas que rodean a su familia. Filme de investigación por el que desfilan padres, hermanos y amigos cuyas contradictorias declaraciones conforman un mosaico emocional en la innovadora línea de documentales como "Tarnation". (FILMAFFINITY)
18 de marzo de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Digna de elogio la carrera como directora que esta desarrollando Sarah Polley. Ha dirigido tres películas hasta la fecha, y las tres no pueden ser mas diferentes. Tal vez se puedan encontrar detalles en común entre su ópera prima, Lejos de ella, y su docudrama autobiográfico, Stories we tell, pero no dejan ser experiencias completamente distintas. No hablemos ya de (la estupenda) Take this waltz, desgraciadamente inédita en los cines españoles, donde demostraba que su sensibilidad es capaz de brillar de muy diferentes formas.
Con Stories we tell Sarah Polley se expone como directora como pocos directores lo hacen. Ya que se arriesga con un documental de muy elaborada construcción, donde conviven en armonía la entrevista a sus protagonistas, las reflexiones en off y la dramatización de lo que se cuenta, que sirve como soporte visual de fondo a una historia muy especial. Pero es que además esa historia especial es la suya propia, la de su existencia, la de su razón de ser en este mundo, y hay que ser muy valiente para ser capaz de reflexionar en voz alta sobre circunstancias familiares como las que expone en esta película. Y es que Stories we tell es ante todo un potente, conmovedor y luminoso drama familiar, el suyo, al margen del formato que Sarah Polley haya decido utilizar para llevarlo a la pantalla.
El personaje catalizador de toda la historia es Diane, la madre de Sarah. Y es precisamente el único que no tiene voz en esta historia. Diane falleció de cáncer a los 42 años siendo Sarah, su hija menor, todavía una niña. La personalidad arrolladora de Diane, su entrega, su pasión desmedida por todo lo que hacía, sus decepciones y sus secretos, sobre todo sus secretos, condicionaron la vida de todos quienes la rodeaban. Principalmente la de sus cuatro hijos mayores, y, sobre todo, la de su marido, un hombre que la adoraba pero que tal vez no respondía ante la pasión que derrochaba su mujer como ella hubiera necesitado. También condicionó la vida de Sarah más allá de crecer con su ausencia, pero eso Sarah no lo sabría hasta muchos años después, siendo ya una mujer adulta. La culminación de toda esta historia se llama Stories we tell.
La complejidad de los sentimientos que exponen en la pantalla los diferentes protagonistas, y la sinceridad extrema con que lo hacen, es el punto fuerte de esta historia en la que, en un primer momento, su directora solo participa como testigo. La honestidad y un sentido del humor que trata de esconder muchos años de dolor oculto, son los principales ingredientes que impulsan el relato más allá del tradicional folletín familiar en que podía haber caído.
Las entrevistas reales se ven enriquecidas por la dramatización en super 8, como si de viejos vídeos familiares se tratara, de aquello que se nos está contando. Y el efecto conseguido por ello, asombrosamente real, solo sirve para hacer más patente, si cabe, el calado emocional de lo que estamos viendo.
Cuando el desarrollo de los acontecimientos toca en primera persona a Sarah Polley es cuando el propio documental se mezcla con el relato que está contando planteando interrogantes más que atractivos acerca de quien y de como debe ser contada la historia. Un ejercicio metanarrativo que coloca Stories we tell varios pasos más allá del punto al que esperábamos llegar.
La madre de Sarah Polley es el torbellino que sacude los cimientos de esta historia, pero es, seguramente, su padre el principal protagonista, y quien, en un derroche de generosidad realmente emocionante, se acaba ganando al final el corazón de un espectador que no puede evitar las lagrimas en los ojos, al igual que no lo pueden hacer las voces que nos han ido desgranando la historia.
ernesto
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