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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Western. Drama. Romance En el verano de 1870, Averill e Irvine terminan sus estudios en la Universidad de Harvard. Veinte años después, viven en circunstancias muy distintas. Averill, más serio y visiblemente más viejo, se ha convertido en un "marshall" federal. Por su parte, Irvine, destruido y arruinado por la bebida, pero todavía en su sano juicio, es miembro de la asociación Stock Growers Agricultores, que está involucrada en un conflicto. (FILMAFFINITY)
24 de agosto de 2016
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
150/08(14/07/16) Irregular western crepuscular escrito y dirigido por Michael Cimino, ha pasado a la historia como film maldito, fracaso que marcaron un antes y después en el cine, causante del hundimiento de la United Artists, tras un rodaje caótico, la productora ante el megalómano metraje, el que era el nuevo niño mimado de Hollywood, Cimino, tras su éxito (y oscarizada) con “El cazador” sufrió un varapalo tal que jamás se recuperaría de la hecatombe, tardó cinco años volver a filmar otro film, “Manhattan Sur”, solo rodaría cuatro films más. Cimino se embarcó en un relato sobre el Nacimiento de la Nación, historia oscura sobre una batalla desigual a finales del SXIX entre ganaderos adinerados apoyados por leyes estatales frente a colonos granjeros recién llegados de Europa, en el estado Wyoming, la llamada Guerra del Condado de Johnson, para ello la UA le dio libertad presupuestaria que el realizador italoamericano sobrepasó en su grandilocuencia y enfermizo perfeccionismo por mucho, multiplicando por cuatro el presupuesto inicial hasta los 44 millones $, solo recaudó 3,5 millones $, ni una décima parte del costo, encima la crítica se cebó con ella, siendo nominada a cinco Razzie, ganando Cimino al de peor realizador dos años de ganar el Oscar, siendo además nominada a cuatro más. La crítica en general con el paso de los años se ha ido dividiendo entre los que les gusta el film y los que ve un ataque de pomposidad sin entramado sólido que sostenga su gran ambientación, yo me encuentro en el segundo grupo. Hay varias versiones del film, yo he visto la de 216 minutos, estrenada en 2012.

Western envuelto en la melancolía, ocasísticos, crepuscular, sobre el fin del oeste salvaje, nos habla con afán crítico sobre el doloroso parto de un país, sobre las luchas intestinas que edificaron los confines de los Estados Unidos, sobre como a través de la violencia se gesta la colonización de los pioneros que poblaron esta extensa tierra, sobre la eterna guerra entre ganaderos poderosos que necesitan infinitas tierras para su ganado paste y los granjeros inmigrantes que llegan después con sus penurias, siendo un obstáculo para la expansión física y económica de los ganaderos, para su progreso. Siendo en este sentido una cinta de clara tendencia política de izquierdas, arremetiendo con saña contra el “Sueño Americano”, para ello se encarga de hacer múltipresente en muchas escenas la bandera de las barras y estrellas, refleja el racismo, xenofobia y clasismo más atroz de la sociedad americana del momento, pero que Cimino intentó extrapolarla al contemporáneamente, sobre su doble moral, su hipocresía, sobre codicia desmedida, y sobre todo atacando el capitalismo salvaje, ello en un tiempo en el que estaba llegando al despacho oval un “cowboy” conservador como Ronald Reagan. Relato de amores compartidos, frustraciones, amistades, desengaños, amoralidad, y sobre todo de perdedores.

Contado por Cimino con gusto sensorial prodigioso, ambientación superlativa, aprovecha al máximo la pantalla grande, expandiéndo los espacios abiertos de Wyoming, expuestos en toda épica su grandeza, muestra lo pequeño que el ser humano es ante la grandeza del mundo, explota los escenarios marcados por el fenomenal diseño de producción de Tambi Larsen (“El juez de la horca”), filma nada en Wyoming, recrea el estado en Montana, en su Parque Nacional de los Glaciares, recreando al este del parque el pueblo de los colonos de Sweetwater, y en Wallace (Idaho), la ciudad de Casper, para la escena inicial se supone era en Harvard-USA, en realidad es la Universidad de Oxford (UK), recrea con mimo cuasi-enfermizo cada lugar, ejemplo fue el traslado de un árbol para plantarlo en un patio de Oxford para la escena del vals, con unos interiores fabulosos, de tabernas, cabañas, clubs sociales, el salón de la universidad, la impresionante “Puerta del cielo”, local social en el que se reúnen los colonos y que da título al film, colosal trabajo de decorados, se suma un extraordinario diseño de vestuario de J. Allen Highfill (“Bufalo Bill y los indios”), todo muy étnico en las vestimentas de los colonos, en los pistoleros con esos quitapolvos de ondulaciones cuasi-operísticas y que puso de moda Sergio Leone en su westerns, todo esto atomizado a la epicúrea fotografía del húngaro Vilmos Zsigmond (“El cazador”), atmósfera cargada de lirismo visual, componiendo tomas de una belleza superlativa, con un patinado cálido-suave-tenue, cuadros que rezuman romanticismo estético, de una beldad arrolladora, jugando con los claroscuros, con los rayos del sol filtrándose por las ventanas, con las penumbras experimentando con la luz natural, emitiendo tristeza, nostalgia, pesadumbre anímica, con hermosos travellings circulares crea sinfonías visuales, ejemplo el vals del inicio alrededor del árbol, o cuando seguimos al violinista (El propio compositor del score del film, David Mansfield) tocando en patines en la “Puerta del cielo”, labor apabullante. Se añade la música creada por David Mansfield (“Manhattan Sur”), deliciosa partitura, envuelta en un aura estremecedora de melancolía, evocadora de sueños perdidos, maravillosa, de las que te conmueve, se añade en la escena del inicio el vals de Strauss el “Danubio Azul”.

Desgraciadamente su apoteósica ambientación no es acompañada con un buen guión, su dirección visual no está en comunión con la solidez narrativa, sintiéndose por momentos colección de preciosas viñetas mal cohexionadas, regularmente engarzadas, con personajes desequilibradamente descritos, comportamientos erráticos, deriva en un argumento confuso con el que te es difícil conectar, a medida que avanza su metraje te sientes más frío ante lo que ves. Secuencia apabullantes, pero orgánicamente se sienten torpes Los victimarios del relato son los colonos inmigrantes, con los que debiéramos conectar para empatizar con su dolor, pero el realizador nos los muestra como turba que se mueve de modo histérico,... (sigue en spoiler sin)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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