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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
5
Thriller. Drama Michèle, exitosa ejecutiva de una empresa de videojuegos, busca venganza tras ser violada por un desconocido en su propia casa.
1 de noviembre de 2016
22 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
195/12(21/10/16) Artificioso y sobrevalorado film del holandés Paul Verhoeven, una controvertida obra que se pasa de frenada, queriendo no dejarte indiferente desbarra, quiere incluir demasiados tremas escabroso que parecen metidos con la única misión de levantar polémica y debates morales sostenidos en un universo demasiado retorcido para ser creíble, como tampoco la idea que subyace en la cinta me parece de recibo, pues confunde de modo vomitivo feminismo con que una mujer deba asumir una violación por su fortaleza mental, demasiado rizado (siendo benévolo), parece un cruce un producto mezcla de del austriaco Haneke (Verhoeven utiliza su musa Isabelle Hupert, que hace un rol similar al de la hanekiana “La pianista”), Pedro Almodóvar, y su primera etapa en los Países bajos (“Delicias turcas” o “El cuarto hombre”), en la que daba una visión disfuncional (enfermiza) de las relaciones sexuales en fusión con la violencia, donde el tormento mental y psíquico tiene mucha importancia, queriendo adentrarse en la oscuridad del alma humana. El realizador llevaba desde 2006 (“El libro negro”) sin dirigir un largo, lo hace adaptando un guión de David Birke (“13 Sins”), que a su vez se basa en la novela “Oh...” de Philippe Djian, siendo el primer trabajo del realizador en francés. La acción iba a suceder en Boston, pero según Verhoeven, resultó ser "muy difícil" rodarla en USA debido a su contenido violento.

Es un film que te atrapa en su desconcertante e inquietante inicio con una violación vista fuera de campo, a través de un gato que observa indiferente el abuso (lo sabemos por los sonidos), tras esto ya vemos a un tipo enmascarado forzando a una mujer, y la reacción fría de ella tras huir el tipo, pero a medida que avanza la trama las situaciones se desmadran en un universo de personajes sobrepasados, donde sumado a las reacciones y comportamiento de estos navega entre la comedia negra y el thriller perturbador, pero nunca siendo incisiva. Es una cinta que aborda temas un tanto de modo a trompicones, como las relaciones sexuales anómalas (sadomasoquismo, dominación, violaciones,...), la venganza, la psicopatía, la infidelidad, la amistad, los traumas infantiles, los fantasmas del pasado, las complicadas relaciones materno-filiales, el modo en que la violencia enraíza en nuestra sociedad moderna (ejemplo: los videojuegos), el abuso y despotismo en el trabajo, haciendo una hiriente crítica a la clase burguesa, a su hipocresía, a las bajas pasiones, a la institución familiar como pilar de la sociedad, pero todo ello de modo excesivo, con posicionamiento moral atrofiado, con personajes deshumanizados, forzados, con una ambigüedad y relativismo ante la violencia física y sexual muy discutible, banalizándola, su turbio desarrollo no tiene mesura, su sed de provocar provoca que su microcosmos de personajes y situaciones te lleguen a dejar frío, su búsqueda incesante del morbo crea caricaturas. Y es que la galería de personajes disfuncionales por metro cuadrado anula el sentido de crítica, se anula la intensidad, dándote igual lo que les pase, si no es que se hace una comedia, aquí se pretende seriedad y esta se pierde en esta trivialización de roles, cercenando cualquier empatía con los protagonista y secundarios, una protagonista hija de un psicópata, esta se acuesta el marido de su mejor amiga, su hijo parece por lo inteligente el hermano tonto de Forrest Gump, la madre es depredadora de jóvenes sementales, el vecino pervertido, la vecina beata, la cornuda vecina, la nuera adultera y presume de ello, el empleado del que abusa ella, como queriendo decirnos que no hay luz ni salvación en la raza humana, todo metido en una coctelera deriva en un puñado de viñetas estrafalarias que solo buscan incomodarte por lo políticamente incorrecto, y es que querer minimizar el abuso sexual y emparejarlo con la fortaleza femenina me es nauseabundo (para empezar), querer ver algo de defensa de la libertad sexual en una violación me es de juzgado de guardia, que esto quiera ser justificado por que ella ha tenido a sociópata por padre me es chirriante (como poco). Tampoco ayudan sus diálogos que pretenden mucho más de lo que dan, aderezado el argumento por un sentido del humor bastante patético, queriendo hacer bromas de una violación, de un bastardo negro, de una matanza humana, forzando y estirando las situaciones hasta rozar la vergüenza ajena en algún momento.

Michèle es la protagonista, y pretende ser (al menos eso creo) un símbolo del feminismo y la liberación sexual de la mujer, fuerte de carácter, jefa en el trabajo, déspota, amoral, dominante en el trabajo y cruel con su familia (madre e hijo). Isabelle Huppert la encarna con la misma frialdad y flema que en su rol de Erika de “La pianista” (2001), y es que la actriz está encasillada, pues la mayoría de sus personajes rezuman gelidez, tormento interior, borda un rol tempano con él nunca conectas, para Michèle Verhoeven barajó a Nicole Kidman, Marion Cotillard, Diane Lane, Sharon Stone y Carice van Houten. Laurent Lafitte como el vecino amable (en principio) de Michèle realiza un papel al que no le saca el partido que tiene, correcto simplemente. Judith Magre como la madre de Michèle, Irene, deja constancia de un gran carisma y un dominio de la escena prodigioso, la mejor actuación del film. Christian Berkel como el amante de Michèle, cumple y punto. Charles Berling como el hijo de Michèle, Richard, tan plúmbeo como su rol. Hay más, pero tampoco es que destaquen.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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