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Voto de TOM REGAN:
5
4.7
526
Comedia
Dos policías corruptos de Nuevo México intentan chantajear a cada criminal que se cruza en su camino. Todo tomará un giro de lo más funesto cuando intenten intimidar a alguien que resulta ser más peligroso que ellos. (FILMAFFINITY)
13 de junio de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
119/08(11/06(/17) Fallido film esta primera incursión en el cine estadounidense del prometedor realizador y guionista londinense John Michael McDonagh, y es que con sus dos primeras direcciones (en Irlanda y con un brillante Brendan Gleeson de protagonista), “The Guard” y “Calvary”, ha despertado grandes esperanzas con un tipo de cine fresco en sus diálogos, con un humor negro incisivo, con sátiras irreverentes en las que no deja títere con cabeza. Con lo que en su salto a USA había creado (por lo menos en mí) grandes expectativas, pero en esta comedia negra que parodia las buddy-movies (pelis de colegas) se pasa de vueltas, desbarra, se nota desequilibrado, quizás por estar fuera del medio irlandés, y aquí su humor políticamente incorrecto queda demasiado irregular, chirriante, acentuado por un hilo argumental que no soporta el mínimo análisis, un galimatías incomprensible, con personajes estrafalarios, esto no sería tan malo si las set-pieces tuvieran fuerza, pero en su conjunto quedan deslavazadas y sin apenas gracia, el descaro de sus pretéritos trabajos queda solapado por el exabrupto y mucha sal gorda, mucho humor gamberro, y poco ingenio, intenta ser una sátira de las habituales parejas de polis, pero esto está ya muy explotado y el director-guionista no aporta pizca de originalidad, esto repercute en una suerte de apatía general, de sensación de ir hacia ninguna parte, para llegar a ningún lado. Encima la pareja de protagonistas (Michael Peña y Alexander Skarsgard) la química es escasa (siendo benévolo), siendo sus diálogos metidos con calzador en sus réplicas y contrarréplicas. Cinta con efluvios a Tarantino, lo malo es que parecen descartes del realizador de Knoxville.
Terry Monroe (Alexander Skarsgard) y Bob Bolaño (Michael Peña), dos policías corruptos, regresan a la fuerza de policía de Albuquerque después de haber sido suspendidos por agredir a un compañero de trabajo racista. Bolaño y Monroe regularmente roban y extorsionan a los delincuentes, aceptan sobornos, y toman drogas. Mientras vigilan a unos ladrones se topan con un posible atraco, que lleva a cabo Jimmy Harris, un criminal local. Entran en contacto con uno de los antiguos socios de Harris, Reggie (Malcolm Barrett), y le obligan a revelar información al amenazarle con arrestarlo. Reggie y su amigo, el irlandés Pádraic (David Wilmott), identifican Clifford Reynard (Jonathan David Dixon), conductor del atraco. Tendrá importancia en el relato Jackie Hollis (Tessa Thompson), stripper novia de Harris; el andrógino Russell Birdwell (Caleb Landry Jones), que regenta un club nocturno; el aristócrata ingles metido en negocios turbios Lord james mangan (Theo James).
Intenta ser una comedia ácida con destellos de homenaje retro al cine policiaco de los 70 y 80 (los toques de música funk, vehículos, toallitas horizontales,…), apoyándose en una pareja disfuncional de policías corruptos, desarrollando el argumento difuso en base a diálogos forzados y una acción que tropieza sobre sí misma. La violencia brutal y sangrienta (atropellos a gente indefensa, atravesar con un vehículo un club de strip-tease, perforan el ojo de un tipo, hay una decapitación…) tiene gran importancia en el metraje haciendo mil y un chistes sobre ella, que sumada a un montaje ágil están nítidamente influenciada por el cine de Scorsese, Tarantino y Guy Ritchie, pero se ha dejado fuera la sustancia McDodanagh, el vacío existencial que lo cubre todo es enorme, intentan cubrir sus carencias con unas subtramas insulsas y pobres, no provocando sensación alguna en el espectador, que se queda frío, distante, pues la intensidad y tensión son nulas, a esta inanidad ayuda una evolución de la historia plana, lineal, sin sorpresas, bañando el minutaje con tópicos y clichés con pretenciosa gracia. Quedando un producto trivial sin fuste ni alma. La anarquía en que se mueve la película habla el viaje sin sentido alguno a Islandia, se ve que les sobraba dinero del presupuesto y decidieron darse un homenaje en el bello país ártico, un pegote. Además se mete un tema tan serio como la pornografía infantil tratado de un modo tan ligero que resulta un insulto a la inteligencia.
Se intenta dar relieve de altura con referencias a la cultura americana, a tópicos sobre el racismo policial, a la mitología griega, a chistes filosóficos, a seppukus famosos (Mishima), y sobre todo haciendo chanzas de todo tipo de etnias y grupos sociales, desde mimos, policías, barbudos, mujeres, homosexuales, japoneses, vagabundos, negros, musulmanes, cuáqueros, islandeses, la aristocracia, disléxicos, mexicanos, Stephen Hawking, y muchos más, en un tsunami sin fin, y con pobre gracia.
Terry Monroe (Alexander Skarsgard) y Bob Bolaño (Michael Peña), dos policías corruptos, regresan a la fuerza de policía de Albuquerque después de haber sido suspendidos por agredir a un compañero de trabajo racista. Bolaño y Monroe regularmente roban y extorsionan a los delincuentes, aceptan sobornos, y toman drogas. Mientras vigilan a unos ladrones se topan con un posible atraco, que lleva a cabo Jimmy Harris, un criminal local. Entran en contacto con uno de los antiguos socios de Harris, Reggie (Malcolm Barrett), y le obligan a revelar información al amenazarle con arrestarlo. Reggie y su amigo, el irlandés Pádraic (David Wilmott), identifican Clifford Reynard (Jonathan David Dixon), conductor del atraco. Tendrá importancia en el relato Jackie Hollis (Tessa Thompson), stripper novia de Harris; el andrógino Russell Birdwell (Caleb Landry Jones), que regenta un club nocturno; el aristócrata ingles metido en negocios turbios Lord james mangan (Theo James).
Intenta ser una comedia ácida con destellos de homenaje retro al cine policiaco de los 70 y 80 (los toques de música funk, vehículos, toallitas horizontales,…), apoyándose en una pareja disfuncional de policías corruptos, desarrollando el argumento difuso en base a diálogos forzados y una acción que tropieza sobre sí misma. La violencia brutal y sangrienta (atropellos a gente indefensa, atravesar con un vehículo un club de strip-tease, perforan el ojo de un tipo, hay una decapitación…) tiene gran importancia en el metraje haciendo mil y un chistes sobre ella, que sumada a un montaje ágil están nítidamente influenciada por el cine de Scorsese, Tarantino y Guy Ritchie, pero se ha dejado fuera la sustancia McDodanagh, el vacío existencial que lo cubre todo es enorme, intentan cubrir sus carencias con unas subtramas insulsas y pobres, no provocando sensación alguna en el espectador, que se queda frío, distante, pues la intensidad y tensión son nulas, a esta inanidad ayuda una evolución de la historia plana, lineal, sin sorpresas, bañando el minutaje con tópicos y clichés con pretenciosa gracia. Quedando un producto trivial sin fuste ni alma. La anarquía en que se mueve la película habla el viaje sin sentido alguno a Islandia, se ve que les sobraba dinero del presupuesto y decidieron darse un homenaje en el bello país ártico, un pegote. Además se mete un tema tan serio como la pornografía infantil tratado de un modo tan ligero que resulta un insulto a la inteligencia.
Se intenta dar relieve de altura con referencias a la cultura americana, a tópicos sobre el racismo policial, a la mitología griega, a chistes filosóficos, a seppukus famosos (Mishima), y sobre todo haciendo chanzas de todo tipo de etnias y grupos sociales, desde mimos, policías, barbudos, mujeres, homosexuales, japoneses, vagabundos, negros, musulmanes, cuáqueros, islandeses, la aristocracia, disléxicos, mexicanos, Stephen Hawking, y muchos más, en un tsunami sin fin, y con pobre gracia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
No todo es defectuoso en la cinta: Tiene un arranque ingenioso y punzante, con un auto con los dos protagonistas persiguiendo a un mimo con una bolsa, el mimo se rinde y levanta las manos, la respuesta del binomio protagonista es “si un mimo es atropellado, hace sonido?” (Bolaño), y lo atropellan violentamente, se bajan y le roban la bolsa, un tipo que ve la escena grita que va a llamar a la poli, y entonces los protagonistas enseñan sus placas. Notable presentación de la pareja, unos polis corruptos, ladrones, amorales y que no dudan en hacer daño para conseguir sus ilegales objetivos. Inicio potente y que da visos de poder estar ante algo bueno, error! Asimismo hay algunos momentos que denotan que no todo está perdido, me refiero al prodigioso plano secuencia siguiendo al villano en medio plano mientras baja de su cama y luego desciende por las escaleras de su mansión, mientras se cruza con varios personajes, vemos orgias a su alrededor, hasta llegar de modo flemático frente a un tipo arrodillado sostenido por sus sicarios, un traidor al que tras hacer una disertación histórica sobre la muerte del poeta Mishima, … Y es que puede que el más beneficiado de esta película es Theo James el único que parece tomarse en serio su labor, haciendo del malo aristócrata, , al que encarna con nervio y mucha flema, mesura y mucha dignidad, como el mencionado plano-secuencia, en el modo de encarar la provocación de los polis cuando come con los japoneses, o cuando da una lección filo-teológica-agnóstica a sus hijos, explicándoles donde está su madre muerta “Mamá está en el cielo… la muerte es Sólo la oscuridad para siempre. Ahora corre y juega “, desolador.
La puesta en escena resulta colorida, con un buen diseño de producción de Wynn Thomas (“Inside man” o “Figuras ocultas”), rodándose casi toda en Nuevo México (USA), y un poco en Reykjavik (Islandia), esto bajo la fotografía de Bobby Bukowski (“Arlington Road” o “The Iceman”), creando algunas bellas postales tanto de Nuevo México como de Islandia, imprimiendo y sumando ritmo está la por momentos electrizante edición de Chris Gill (“Millones” o “28 días después”). La música es la rítmica de Lorne Balfe (“Kung Fu Panda” o “13 Horas”), destacando los temas cantados de Roberta Flack (“Angelitos Negros”) y REM (“Burning hell”), además de varios de Glen Campbell, imprimiendo sabor atemporal.
Lo que debería ser el motor del relato fílmico es la relación bromance entre Skarsgard/Bob con Peña/Bob, y en esto no llega a dar sensación de autenticidad. El sueco Alexander Skarsgard realiza una caricatura chusca del agente Terry, plano, sin calor, sin emociones, plano, sin fondo, acartonado, ah, si no lo he dejado claro está penoso; Michael peña lo intenta se nota, pero sus intentos chocan con el muro nórdico, pero verlo intentar ser profundo en sus disertaciones chirría más que el Titanic partiéndose, pocas cosas hay peor que intentar ser gracioso y resultar patético; Sus impecables trajes de tres piezas no pueden hacerlos sofisticados, “aunque la mona se vista de seda…”; Hay otro actor que sobresale qunue solo sea por su sobreactuación galopante rozando el cartoon, me refiero al andrógino Caleb Landry Jones como un amanerado y retorcido viscoso mano derecha del malísimo, estrafalario y retorcida actuación histriónica.
En conjunto queda una pobre bufonada sobre el cine policial. Fuerza y honor!!!
La puesta en escena resulta colorida, con un buen diseño de producción de Wynn Thomas (“Inside man” o “Figuras ocultas”), rodándose casi toda en Nuevo México (USA), y un poco en Reykjavik (Islandia), esto bajo la fotografía de Bobby Bukowski (“Arlington Road” o “The Iceman”), creando algunas bellas postales tanto de Nuevo México como de Islandia, imprimiendo y sumando ritmo está la por momentos electrizante edición de Chris Gill (“Millones” o “28 días después”). La música es la rítmica de Lorne Balfe (“Kung Fu Panda” o “13 Horas”), destacando los temas cantados de Roberta Flack (“Angelitos Negros”) y REM (“Burning hell”), además de varios de Glen Campbell, imprimiendo sabor atemporal.
Lo que debería ser el motor del relato fílmico es la relación bromance entre Skarsgard/Bob con Peña/Bob, y en esto no llega a dar sensación de autenticidad. El sueco Alexander Skarsgard realiza una caricatura chusca del agente Terry, plano, sin calor, sin emociones, plano, sin fondo, acartonado, ah, si no lo he dejado claro está penoso; Michael peña lo intenta se nota, pero sus intentos chocan con el muro nórdico, pero verlo intentar ser profundo en sus disertaciones chirría más que el Titanic partiéndose, pocas cosas hay peor que intentar ser gracioso y resultar patético; Sus impecables trajes de tres piezas no pueden hacerlos sofisticados, “aunque la mona se vista de seda…”; Hay otro actor que sobresale qunue solo sea por su sobreactuación galopante rozando el cartoon, me refiero al andrógino Caleb Landry Jones como un amanerado y retorcido viscoso mano derecha del malísimo, estrafalario y retorcida actuación histriónica.
En conjunto queda una pobre bufonada sobre el cine policial. Fuerza y honor!!!