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Voto de TOM REGAN:
5
7.7
122,594
Drama. Romance
Chris Wilton (Jonathan Rhys Meyers) es un ambicioso y joven profesor de tenis con escasos recursos económicos. Gracias a su amistad con Tom Hewett (Mattew Goode), consigue entrar en la alta sociedad londinense y enamorar a su hermana Chloe (Emily Mortimer). Tom, por su parte, sale con Nola Rice (Johansson), una atractiva americana, de la que Chris se encapricha nada más verla. El azar, la pasión y, sobre todo, la ambición llevarán a ... [+]
16 de febrero de 2020
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
30/07(11/02/20) Sobrevalorado thriller dirigido por el otrora genial Wody Allen, y es que elevar esta película a las mejores obras del gafotas de Brooklyn es minusvalorar en mucho a sus grandes “Annie Hall”, “Manhattan”, “Zelig” o “Días de radio”. Una película perezosa en su sentido de plagiar tanto a sí mismo, con “Delitos y faltas” (1989), donde versa sobre la justicia del universo, y al clásico de George Stevens “Un lugar en el sol” (1951), en lo que se siente un mezcla bastardeada de ambas, donde en las dos se aborda el asesinato de un amante no deseado, en lo que asimismo se puede ver como una visión alleniana de la juventud bastante deprimente, donde prima lo superficial, el hedonismo y los instintos básicos. Hay comportamientos de personajes que resultan chirriantes (me refiero al que encarna Scarlett Johansson), se suman unos personajes bastante poco atractivos, meros clichés en sus procederes. Allen en lo que es su primera cinta rodada en Londres, está influenciado por el espíritu literario de la texana Patricia Highsmith y por el cineasta londinense Alfred Hitchcock, moviéndose en un universo de caracteres amorales, con ínfulas a tragedia griega operística (los temas operísticos suenan bastantes). El cineasta quiere hacernos ver como la suerte es un elemento crucial en nuestras vidas, ejemplificado esto en la imagen del inicio de la pelota de tenis que rebota en el filo de la red y una vez en el aire puede caer de un lado o del otro (y el punto va en ello), pero esta cualidad azarística es manejada de modo simplista en la película, en su tramo final este recurso no sostiene un mínimo análisis (spoiler).
Además de las influencias referidas arriba, Woody intenta hacer de su metraje una reflexión sobre el sentido de la culpa, y para ello se hace reseña a la obra maestra del escritor ruso Fyodor Dostoyevsky, “Crimen y castigo”, cuando el protagonista Wilton lee en cierto momento este clásico, haciendo Allen a este rol alter ego de Raskolnikov. Pero esto realmente está cogido con pinzas, puesto que las motivaciones filosófico-existencialistas-supremacistas del anti-héroe de San Petersburgo nada tienen que ver con las mundano-materialistas de Wilton, y donde el primero es acosado por los sentimientos y las ansias de redención, en esta película son dos policías y no hay sentimiento alguno de expiación. En este sentido no hay profundidad y las secuencias oníricas de Wilton se sienten artificiosas, dado que la personalidad nihilista de este no cuadran con su sentimiento de culpa.
Es una cinta que se mueve de modo fluido, pero se siente acartonada en sus diálogos, en las situaciones metidas con calzador, en la escasa química de la pareja protagónica Johansson-Rhys Meyers, donde sus escenas tórridas demuestran que Allen es neófito en este campo del erotismo. Creando una trama que se mueve entre dos instintos básicos que sufre el protagonista, el del dinero por un lado, y el de la carne por otro, los mezcla un tiempo, pero termina por serle incompatibles y debe anular uno de ellos. Pero esto se desarrolla de modo escasamente atractivo, sin capacidad de complejidad alguna, sin introspección, sin profundidad, llegando a un giro donde Chris planea eliminar uno de estos problemas que me resulta nada convincente.
Chris Wilton es un advenedizo arribista que ve poder entrar en la clase alta dando un braguetazo a la hija de un millonario británico. Una vez hundido en un matrimonio ordinario encuentra una válvula de escape a un sexo mecánico (remarcado en un montaje demasiado subrayado, cual si fuera el espectador niño; ejemplo claro de esto es que pasemos al sexo entre los amantes rociado con aceite, a como la esposa de Will le pide hacerlo, no por impulso si no para poder quedarse preñada, no sin antes ponerse el termómetro). Haya en la sensual Nola el sexo despreocupado que anhela, pero con ello pone en peligro su nuevo status social. Jonathan Rhys-Meyers lo actúa de modo demasiado frío, inexpresivo, falto de expresividad, le falta vis empática para hacer versosimil como se ‘infiltra’ en la clase alta, o como el modo de exponer su rabia y dolor me son poco creíbles; Scarlett Johansson es Nola Rice, joven hermosa aspirante a actriz (sin pies ni cabeza que siendo estadounidense vaya a Londres a buscar trabajo, cuando lo normal es que sea en su país; claro que como el papel estaba escrito para la actriz inglesa Kate Winslett, al caerse esta del proyecto Allen no se esforzó en dar veracidad a esta situación, empleo de actriz que por cierto no tiene importancia alguna en la trama) una que tras mantener una relación con el cuñado de Chris, se separan y entonces este se sentirá atraído por ella. Johansson la interpreta en una dualidad de personalidad estridente, primero se comporta como una femme fatale sexy, y en un momento dado su carácter da un giro copérnico para convertirse en una mujer enamoradiza y de comportamiento inverosímil, creyéndose las mentiras de Chris cargadas de argumentos sobados, cuando se supone que es una joven de mundo. No es de sus mejores actuaciones; Emily Mortimer como Chloe es una presencia enternecedora, un rol estereotipado sin hondura dramática alguna, donde su relación con Cheris es por combustión espontánea fruto del Imperativo máximo de porque lo dicta el guión; Matthew Goode como Tom es otro personaje plano; Brian Cox como el patriarca Alec Hewett es épicamente desaprovechado.
Además de las influencias referidas arriba, Woody intenta hacer de su metraje una reflexión sobre el sentido de la culpa, y para ello se hace reseña a la obra maestra del escritor ruso Fyodor Dostoyevsky, “Crimen y castigo”, cuando el protagonista Wilton lee en cierto momento este clásico, haciendo Allen a este rol alter ego de Raskolnikov. Pero esto realmente está cogido con pinzas, puesto que las motivaciones filosófico-existencialistas-supremacistas del anti-héroe de San Petersburgo nada tienen que ver con las mundano-materialistas de Wilton, y donde el primero es acosado por los sentimientos y las ansias de redención, en esta película son dos policías y no hay sentimiento alguno de expiación. En este sentido no hay profundidad y las secuencias oníricas de Wilton se sienten artificiosas, dado que la personalidad nihilista de este no cuadran con su sentimiento de culpa.
Es una cinta que se mueve de modo fluido, pero se siente acartonada en sus diálogos, en las situaciones metidas con calzador, en la escasa química de la pareja protagónica Johansson-Rhys Meyers, donde sus escenas tórridas demuestran que Allen es neófito en este campo del erotismo. Creando una trama que se mueve entre dos instintos básicos que sufre el protagonista, el del dinero por un lado, y el de la carne por otro, los mezcla un tiempo, pero termina por serle incompatibles y debe anular uno de ellos. Pero esto se desarrolla de modo escasamente atractivo, sin capacidad de complejidad alguna, sin introspección, sin profundidad, llegando a un giro donde Chris planea eliminar uno de estos problemas que me resulta nada convincente.
Chris Wilton es un advenedizo arribista que ve poder entrar en la clase alta dando un braguetazo a la hija de un millonario británico. Una vez hundido en un matrimonio ordinario encuentra una válvula de escape a un sexo mecánico (remarcado en un montaje demasiado subrayado, cual si fuera el espectador niño; ejemplo claro de esto es que pasemos al sexo entre los amantes rociado con aceite, a como la esposa de Will le pide hacerlo, no por impulso si no para poder quedarse preñada, no sin antes ponerse el termómetro). Haya en la sensual Nola el sexo despreocupado que anhela, pero con ello pone en peligro su nuevo status social. Jonathan Rhys-Meyers lo actúa de modo demasiado frío, inexpresivo, falto de expresividad, le falta vis empática para hacer versosimil como se ‘infiltra’ en la clase alta, o como el modo de exponer su rabia y dolor me son poco creíbles; Scarlett Johansson es Nola Rice, joven hermosa aspirante a actriz (sin pies ni cabeza que siendo estadounidense vaya a Londres a buscar trabajo, cuando lo normal es que sea en su país; claro que como el papel estaba escrito para la actriz inglesa Kate Winslett, al caerse esta del proyecto Allen no se esforzó en dar veracidad a esta situación, empleo de actriz que por cierto no tiene importancia alguna en la trama) una que tras mantener una relación con el cuñado de Chris, se separan y entonces este se sentirá atraído por ella. Johansson la interpreta en una dualidad de personalidad estridente, primero se comporta como una femme fatale sexy, y en un momento dado su carácter da un giro copérnico para convertirse en una mujer enamoradiza y de comportamiento inverosímil, creyéndose las mentiras de Chris cargadas de argumentos sobados, cuando se supone que es una joven de mundo. No es de sus mejores actuaciones; Emily Mortimer como Chloe es una presencia enternecedora, un rol estereotipado sin hondura dramática alguna, donde su relación con Cheris es por combustión espontánea fruto del Imperativo máximo de porque lo dicta el guión; Matthew Goode como Tom es otro personaje plano; Brian Cox como el patriarca Alec Hewett es épicamente desaprovechado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La filmación tuvo lugar en Londres en el verano de 2004 durante un horario de siete semanas. Algunas de las atracciones de la ciudad, como el TateModern, de Norman Foster "pepinillo" la construcción en 30 St Mary Axe, Richard Rogers ' Edificio de Lloyd, la Royal Opera House, el palacio de Westminster, el puente de Blackfriars, y Cambridge Circus forma una telón de fondo de la película. Las escenas del club de tenis fueron filmadas en el Queen's Club. También se utilizaron las salas de conferencias del campus de Marylebone. La artista de graffiti del Reino Unido Banksy 's Girl With Balloon aparece brevemente en la película. Uno de los apartamentos de Parliament View en Lambeth Bridge se utilizó para interiores del apartamento de Chris y Chloe. La escena del restaurante fue filmada en el Covent Garden Hotel.
La banda sonora de la película se compone casi en su totalidad de pre- Primera Guerra Mundial 78 rpm grabaciones de ópera arias cantadas por el tenor italiano Enrico Caruso. Este uso audaz, a pesar de la variedad de estilos musicales de Caruso, constituye el primero para Allen. La ópera se ha utilizado antes en su trabajo como un indicador de clase social, como en Husbands and Wives (1992). En Match Point, los extractos de arias y ópera hacen un comentario irónico sobre las acciones de los personajes y a veces presagian desarrollos en la narrativa de la película. Además, dado el estado de Wilton como introvertido y entusiasta de la ópera, el acompañamiento enfatiza su desapego de su crimen. La escena del crimen 10 minutos que forma el clímax de la película se anotó con casi la totalidad de la Ley dúo II entre Otelo y Yago de Giuseppe Verdi 's Otello. Puntuación atípica para una película, ya que la pieza de Verdi no es un aria, sino un diálogo dramático en el que las palabras son tan importantes como la música.
Arias y extractos incluyen el trabajo de Verdi (en particular, Macbeth, La traviata , IlTrovatore y Rigoletto ), Gaetano Donizetti 's El elixir de amor , Georges Bizet' s Los pescadores de perlas, y Carlos Gomes 's Salvator Rosa Sung por Caruso. La romanza "Una furtiva lagrima" de L'elisir d'amore aparece repetidamente, incluso durante los créditos de apertura. Las arias de Caruso se complementan con diegética. Música de actuaciones contemporáneas a las que asisten los personajes en el transcurso de la película. Hay escenas en la Royal Opera House y en otros lugares interpretadas por cantantes de ópera (escenas de La traviata interpretadas por Janis Kelly y Alan Oke, de Rigoletto interpretada por Mary Hegarty), acompañadas por un piano (interpretado por Tim Lole).
Spoiler:
Lo de que la policía de por hecho que los asesinatos fueron con una escopeta recortada me resulta un insulto a la inteligencia, pues cualquier forense en la autopsia hubiera sabido que no era recortada; Esto me lleva a otro gran agujero, como es el hecho de porque la policía no investigó el armero de Alec, hubieran encontrado la escopeta; Y siguiendo con las autopsias, cuando se la hubieran hecho a Nola hubieran sabido que estaba embarazada, dando argumentos para que fue matada por su amante, pero esto se obvia; Y es que la investigación de estos dos agentes encarnados por Ewen Bremner y James Nesbitt resulta grimante, hay que creerse que de buenas a primeras el que embiste el segundo tiene un sueño con la solución al caso (puaj!), menudo elemento metido con fórceps.
Woody Allen ha vivido momentos mucho creando films, ensalzar este es bajar mucho el listón, hasta el nivel telefilm de sobremesa en Antena3. Fuerza y honor!!!
La banda sonora de la película se compone casi en su totalidad de pre- Primera Guerra Mundial 78 rpm grabaciones de ópera arias cantadas por el tenor italiano Enrico Caruso. Este uso audaz, a pesar de la variedad de estilos musicales de Caruso, constituye el primero para Allen. La ópera se ha utilizado antes en su trabajo como un indicador de clase social, como en Husbands and Wives (1992). En Match Point, los extractos de arias y ópera hacen un comentario irónico sobre las acciones de los personajes y a veces presagian desarrollos en la narrativa de la película. Además, dado el estado de Wilton como introvertido y entusiasta de la ópera, el acompañamiento enfatiza su desapego de su crimen. La escena del crimen 10 minutos que forma el clímax de la película se anotó con casi la totalidad de la Ley dúo II entre Otelo y Yago de Giuseppe Verdi 's Otello. Puntuación atípica para una película, ya que la pieza de Verdi no es un aria, sino un diálogo dramático en el que las palabras son tan importantes como la música.
Arias y extractos incluyen el trabajo de Verdi (en particular, Macbeth, La traviata , IlTrovatore y Rigoletto ), Gaetano Donizetti 's El elixir de amor , Georges Bizet' s Los pescadores de perlas, y Carlos Gomes 's Salvator Rosa Sung por Caruso. La romanza "Una furtiva lagrima" de L'elisir d'amore aparece repetidamente, incluso durante los créditos de apertura. Las arias de Caruso se complementan con diegética. Música de actuaciones contemporáneas a las que asisten los personajes en el transcurso de la película. Hay escenas en la Royal Opera House y en otros lugares interpretadas por cantantes de ópera (escenas de La traviata interpretadas por Janis Kelly y Alan Oke, de Rigoletto interpretada por Mary Hegarty), acompañadas por un piano (interpretado por Tim Lole).
Spoiler:
Lo de que la policía de por hecho que los asesinatos fueron con una escopeta recortada me resulta un insulto a la inteligencia, pues cualquier forense en la autopsia hubiera sabido que no era recortada; Esto me lleva a otro gran agujero, como es el hecho de porque la policía no investigó el armero de Alec, hubieran encontrado la escopeta; Y siguiendo con las autopsias, cuando se la hubieran hecho a Nola hubieran sabido que estaba embarazada, dando argumentos para que fue matada por su amante, pero esto se obvia; Y es que la investigación de estos dos agentes encarnados por Ewen Bremner y James Nesbitt resulta grimante, hay que creerse que de buenas a primeras el que embiste el segundo tiene un sueño con la solución al caso (puaj!), menudo elemento metido con fórceps.
Woody Allen ha vivido momentos mucho creando films, ensalzar este es bajar mucho el listón, hasta el nivel telefilm de sobremesa en Antena3. Fuerza y honor!!!