Haz click aquí para copiar la URL
España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Comedia Fred y Lawrence son dos simpáticos truhanes que se dedican a conquistar a las mujeres por pura diversión. Son amigos y comparten confidencias, pero llega un momento en que Lawrence empieza a sentirse celoso de los éxitos de Fred. Instalado en la Costa Azul, Fred se hace pasar por miembro de la realeza, pero su amigo está decidido a boicotear sus planes. (FILMAFFINITY)
25 de febrero de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
34/12(23/02/16) Despreocupada comedia ligera de Ralph Levy, con la que debuta en un largometraje, un relato con mimbres para haber dado más de sí, pero que se queda en algunas situaciones graciosas, destacando sobremanera su binomio de protagonistas, Marlon Brando (también productor) y David Niven, en un tour de forcé estupendo donde se confrontan dos modos de entender la actuación, el del Actor’s Studio, muy introspectivo y rozando siempre el histrionismo (en este caso lo rebasa), frente al temple y la mesura del método británico de Niven, y entre los dos surgen los mejores momentos de humor. El guión es de Stanley Shapiro (“Operación Pacífico”), también productor, y Paul Henning (“Pijama para dos”), compone un marco de desarrollo en el que sobresale la caricatura y la sal gorda, sobre todo en el modo de reflejar a la mujer, las que aparecen, y son muchas, parecen tener entre todas medio cerebro, en esto, para poder verla hay que darle esta licencia misógina. El director era un profesional de la televisión que realizó espectáculos cómicos de afamados comediantes como George Burns o Jack Benny, así como dirigió algunos episodios de series, como “Los nuevos ricos” o “Hawai 5-0”, y que solo haría un largo más, “Por favor no molesten” (1965), quizás por no estar dotado para el tempo mayores fundamentos que requiere la pantalla grande. El film fue rehecho en 1988, Un par de seductores” de Frank Oz, con Michael Caine y Steve Martin, en los roles de Niven y Brando.

Freddy Benson (Marlon Brando) y Lawrence Jameson (David Niven), son dos estafadores que se aprovechan de su encanto para seducir a ricas mujeres y sacarles todo el dinero posible. Ambos van a coincidir en Beaulieu-sur-Mer (la Riviera francesa), estableciéndose así una dura pugna por ver quién es el auténtico dueño de ese “territorio”. Lawrence es el cásico gentleman inglés, se hace pasar por un príncipe desterrado par a provocar lástima en sus conquistas, Freddy representa la picardía americana, utiliza a su supuesta vuela alemana como reclamo a las féminas. Los dos se enfrentaran por “engañar” a una heredera estadounidense, Janet Walker (Shirley Jones), también importante es una de las conquistas de Lawrence, Fanny Eubank (Dody Goodman).

Un relato que se ve con la misma facilidad que se olvida. Al igual que los métodos actorales, el dueto que lidera la cinta confronta dos modos de pícaros timadores, Lawrence la finura, sofisticación, elegancia, la caballerosidad, los buenos modales, por estas características se hace pasar primero por príncipe y luego por psiquiatra afamado, y al otro lado del ring Freddy, el prototipo de estadounidense, encantador, truhán, simpático, ladino, tosco, artero, una especie de lobo disfrazado de desvalido, primero como buscador de la casita de su abuelita, y luego como minusválido, el lobo contra el príncipe, este nos es presentado como un altruista guardián de las buenas costumbres y del arte de la Rivera francesa, el otro un carroñero desalmado que invade el territorio del “gentleman”, que siente profanado su “paraíso” y se produce un juego de suplantaciones, engaños, duelo de inteligencia donde intenta uno ganar al otro a base de ingenio marrullero. Y en medio de esto la visión retrógrada del género femenino, vistas con un cerebro plano, se tragan cualquier mentira, son dulces, dóciles, enamoradizas y muy sugestionables, no hay punto intermedio, todas rozan la estupidez, estereotipos de mujeres cortadas por el mismo rancio patrón.

El humor de hecho se basa fundamentalmente en como las mujeres se creen cualquier historia idiota que se les cuente o bien para terminar acostándose con ellas o para sacarles su dinero, el truco de la casita de la abuelita alemana, el del príncipe desterrado, el del inválido mental, o el del psiquiatra suizo, es en el choque entre los timadores por la Reina del Jabón americano, donde brotan las más divertidos momentos, no en como mienten a la chica, que es de modo burdo y chusco, si no en como Lawrence y Freddy se pisan uno al otro con su supina inteligencia, como responde uno al otro ante un pérfido obstáculo. Pero es un tipo de humor donde la sutilidad es nula, todo discurre por senderos previsibles, tanto que una espera un giro final que te descoloque algo, pero esto es en balde, quedando en un producto entretenido por momentos, pero vacío de contenido, tocando muy livianamente aquello de que las apariencias engañan, y no te fíes de alguien que acabas de conocer, resultando una liviana propuesta con caducidad temprana, una farsa de brocha gorda con el atractivo de sus protagonistas.

La puesta en escena resulta correcta, con una buena dirección artística de Alexander Golitzen (“Sed de mal”) y Robert Clatworthy (“Psicosis”), rodada mucho en evidentes platós, en los Estudios Universal en California, y un poco en exteriores de la bucólica Cannes (Costa Azul de Francia), escenarios de bosques germanos, casitas alpinas, casinos en la Costa Azul, jardines solariegos, fotografiados con gran cromatismo y luminosidad por Clifford Stine (“Spartacus” o “Patton”), ello también con diáfanos fondos falsos en varias escenas, y adornado por la inane música de Hans J. Salter Hans J. Shelter (“Agárrame esos fantasmas”).

Marlon Brando está muy divertido en su papel, su tercero de comedia tras “Ellos y ellas” (1955) “La casa de té de la luna de agosto” (1956), aunque parece no estar dirigido pues en muchos momentos se pasa de vueltas y cae en la bufonada guiñolesca, aún así deja destellos de haber tenido una gran vis de payaso. David Niven dota de impronta elegante a su rol, una clásico caballero ingles, bien vestido y de ademanes de noble, con Brando mantiene una apreciable química, derrocha flema y contención. Aram Stephan como el socio de Lawrence hace un buen complemento. Shirley Jones encarna con bastante sentido insípido a la presa que ansían los dos truhanes.

(sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow