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Voto de TOM REGAN:
7
7.2
81,700
Intriga. Thriller
El multimillonario Nicholas Van Orton (Michael Douglas) tiene todo lo que un hombre puede desear. Pero Conrad (Sean Penn), su díscolo hermano, aún es capaz de encontrar un regalo de cumpleaños que pueda sorprenderle: su ingreso en un club de ocio capaz de diseñar a su medida aventuras y pasatiempos exclusivos.
18 de diciembre de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
286/06(09/12/17) Tercer y muy entretenido thriller de misterio y suspense de David Fincher (aunque con muchas trampas quehacen su revisión baje mucho en interés, además de las costuras brillar), tras el fiasco de “Alien 3” (1992), vino el estrellato con la icónica “Seven” (1995), con lo que en esta su presupuesto fue más amplio y su libertad creativa más amplia. Producción enmarcada en la corriente noventera de thrillers con finales sorpresa arrolladores (David fue gran seguidor de ella con la referida “Seven” y la extraordinaria “El club de la lucha”, hay más como “La noche de los cristales rotos”, “Cadena perpetua”, “Sospechosos habituales”, “12 Monos”, “Las dos caras de la verdad”, etc.), con guión de John Brancato (“Terminator 3”o “Los sustitutos”), y Michael Ferris (Terminator 3” o “Terminator: Salvation”), con reminiscencias al Mito de la caverna de Platón sobre alguien que vive en su propia oscuridad y hace su tránsito para salir de la cueva y encontrar la luz, nos adentra en un relato de paranoias de yupi arrogante y soberbio, especie de actualización (el propio realizador reconoció la inspiración) de “Cuento de Navidad” de Charles Dickens, con un estupendo Michael Douglas en el rol de moderno Mr Scrooge, asimismo con claras las influencias hitchcockianas referentes al falso culpable involucrado en una aventura por recuperar su vida.
Nicholas Van Orotn (Michael Douglas) es adinerado financiero, es un solitario absorbido por el trabajo. Tras un encuentro con su hermano Conrad (Sean Penn) le empiezan a suceder hechos extraños en una espiral que lo arrastra en caída libre: Su pluma tiene fugas; Su maletín no se abre; La camarera le tira vino encima; Queda atrapado en un ascensor; Se ve obligado a lanzarse desde varios pisos sobre un contenedor de basuras, y más. Tendrá importancia en la historia la camarera Christine (Deborah Kara Unger).
Relato que te atrapa cuanto “El juego” comienza a desplegarse, con un torbellino de giros sorpresa, donde la realidad es difusa, hundiéndote en una pesadilla existencial ayudándose de una excelente ambientación, llevando en volandas al espectador hacia la huida hacia delante de querer saber que leches ocurre en su final. Tiene sus momentos inteligentes, sus tramos de tensión (que no intensidad), con diálogos mordaces, con situaciones atractivas, pero hete aquí una tara, de tanto rizar el rizo te mareas y pierde interés y tensión, pues ya al final te da igual lo que le pase al protagonista, a veces menos es más. Clásico relato de un tipo que mira a los demás por encima del hombro, un egoísta solitario, centrando su vida en el trabajo, y que sufre una odisea por la que irá empujado en un desarrollo por el que deberá encontrase a sí mismo la humanidad perdida. Y es que al final te queda una cinta muy amena, un pasarratos con un envoltorio elegante, pero cuando acaba te sientes vacío de contenido, su moraleja queda entre superficial y atrofiada. Agudizado esto por la cantidad de costuras que quedan al descubierto, tanto que en un segundo visionado pierde muchísimo, quedando algo aplanada, dándote cuenta que sobra mucha parafernalia a la que se dedican minutos sin más sentido que alargar una historia que no da para tanto, quedando un truco de mago que no aguanta un análisis de la actuación (spoiler).
Michael Douglas da un buen rendimiento con un arco de desarrollo verosímil, sin histrionismo, de modo progresivo, con una expresividad gradual; Deborah Kara Unger cumple sin más, justita en rol plano; Sean Penn es otro que solo cumple el trámite, aunque tratándose de él, es algo por encima de la media; Resto de secundarios no tienen peso.
La puesta en escena resulta de una enorme elegancia y poder de emisor del estado de ánimo necesario para involucrar al espectador, con un fenomenal diseño de producción de Jeffrey Beecroft (“Bailando con lobos” o “12 Monos”), filmando mayormente en San Francisco (Stockton Tunnel; Ritz-Carlton Hotel; Sheraton Palace; Bank of America Building; Oakland Bay Bridge; City Club; San Francisco Bay; Golden Gate National Recreation Area; Harrison Street-The Embarcadero; Merchant Exchange Building; Chinatown; Nob Hill; San Francisco International Airport), en Palo alto (California), Mexicali (Baja California Norte, México), todo esto filtrado por la extraordinaria de fotografía potente de un primerizo Harris Savides (“Zodiac” o “Milk”), jugando con la iluminación tenue, con las sombras, con los contraluces, con tomas opresivas, con angulaciones dramáticas, imágenes de simbolismos, de resonancias góticas en muchos tramos. Todo esto envuelto en la música del tres veces ganador de un Oscar, Howard Shore (“El señor de los Anillos” o “El Aviador”), con efluvios jazzísticos, con melodías sombrías de piano, provocando inquietud en el espectador, recordándome a la partitura de David Shire para “La conversación” (1974).
Nicholas Van Orotn (Michael Douglas) es adinerado financiero, es un solitario absorbido por el trabajo. Tras un encuentro con su hermano Conrad (Sean Penn) le empiezan a suceder hechos extraños en una espiral que lo arrastra en caída libre: Su pluma tiene fugas; Su maletín no se abre; La camarera le tira vino encima; Queda atrapado en un ascensor; Se ve obligado a lanzarse desde varios pisos sobre un contenedor de basuras, y más. Tendrá importancia en la historia la camarera Christine (Deborah Kara Unger).
Relato que te atrapa cuanto “El juego” comienza a desplegarse, con un torbellino de giros sorpresa, donde la realidad es difusa, hundiéndote en una pesadilla existencial ayudándose de una excelente ambientación, llevando en volandas al espectador hacia la huida hacia delante de querer saber que leches ocurre en su final. Tiene sus momentos inteligentes, sus tramos de tensión (que no intensidad), con diálogos mordaces, con situaciones atractivas, pero hete aquí una tara, de tanto rizar el rizo te mareas y pierde interés y tensión, pues ya al final te da igual lo que le pase al protagonista, a veces menos es más. Clásico relato de un tipo que mira a los demás por encima del hombro, un egoísta solitario, centrando su vida en el trabajo, y que sufre una odisea por la que irá empujado en un desarrollo por el que deberá encontrase a sí mismo la humanidad perdida. Y es que al final te queda una cinta muy amena, un pasarratos con un envoltorio elegante, pero cuando acaba te sientes vacío de contenido, su moraleja queda entre superficial y atrofiada. Agudizado esto por la cantidad de costuras que quedan al descubierto, tanto que en un segundo visionado pierde muchísimo, quedando algo aplanada, dándote cuenta que sobra mucha parafernalia a la que se dedican minutos sin más sentido que alargar una historia que no da para tanto, quedando un truco de mago que no aguanta un análisis de la actuación (spoiler).
Michael Douglas da un buen rendimiento con un arco de desarrollo verosímil, sin histrionismo, de modo progresivo, con una expresividad gradual; Deborah Kara Unger cumple sin más, justita en rol plano; Sean Penn es otro que solo cumple el trámite, aunque tratándose de él, es algo por encima de la media; Resto de secundarios no tienen peso.
La puesta en escena resulta de una enorme elegancia y poder de emisor del estado de ánimo necesario para involucrar al espectador, con un fenomenal diseño de producción de Jeffrey Beecroft (“Bailando con lobos” o “12 Monos”), filmando mayormente en San Francisco (Stockton Tunnel; Ritz-Carlton Hotel; Sheraton Palace; Bank of America Building; Oakland Bay Bridge; City Club; San Francisco Bay; Golden Gate National Recreation Area; Harrison Street-The Embarcadero; Merchant Exchange Building; Chinatown; Nob Hill; San Francisco International Airport), en Palo alto (California), Mexicali (Baja California Norte, México), todo esto filtrado por la extraordinaria de fotografía potente de un primerizo Harris Savides (“Zodiac” o “Milk”), jugando con la iluminación tenue, con las sombras, con los contraluces, con tomas opresivas, con angulaciones dramáticas, imágenes de simbolismos, de resonancias góticas en muchos tramos. Todo esto envuelto en la música del tres veces ganador de un Oscar, Howard Shore (“El señor de los Anillos” o “El Aviador”), con efluvios jazzísticos, con melodías sombrías de piano, provocando inquietud en el espectador, recordándome a la partitura de David Shire para “La conversación” (1974).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Cuando Nicholas renace en un nuevo despertar al advenimiento de su humanidad, queda en un esbozo bastante políticamente correcto y conservador, pues al ser todo un “juego” se destapa como algo naif propio de los millonarios aburridos que necesitan alicientes, como lo que se siente al ser un pobre asqueroso, pero total como solo fue algo pasajero pelillos a la mar, el protagonista no se molestar al enterarse de que su cuenta bancaria sigue a reventar. Y ni tan siquiera nos muestran una pizca de la supuesta humanidad renacida en Nicholas, simplemente se le supone por la experiencia vivida, con lo que todo se llega asentir vacuo, cual videojuego en que pones en peligro a tu alter ego infográfico.
Hay tantas situaciones cogidas con pinzas que son legión, aquí dejo algunas:
Y si cuando Nicholas se tira a los contenedores de basura mide mal y cae al suelo o entre el quicio de ellos? Y si el pastor alemán corre más que Nicholas y le muerde mortalmente? Y si cuando cae en el taxi al puerto se golpea y se mata? Como el supuestamente inteligente Nicholas cree antes a una recién conocida como Christine que a su abogado cuando este le dice que su dinero está a resguardo y ella le dice que su letrado está con la “conspiración”? Y si en vez de tirarse del rascacielos se pega un tiro? Y si en vez de tirarse por donde lo hizo lo hace diez metros en otra dirección? Y si le da un paro cardiaco en plena caída? No resulta verosímil que cuando cae y todos le esperan para el fiestorro, su hermano le diga “Tenía hacer algo, te estabas volviendo un gilipollas”, y sui hermano le responda con un abrazo y una llantera, cualquiera persona mínimamente normal, después de lo padecido lo menos que le hace es insultarle (y digo lo menos por no llegar a la violencia física).
Por cierto este film me recuerda en su idea a un episodio de “Alfred Hitchcock presenta”, del que no recuerdo el título en que a un tipo lo detenía la policía sin saberse bien porque, pero el tipo se sentía culpable por algo, el tipo hace algo muy malo para escaparse y al final todo resulta una broma por su cumpleaños.
En conjunto me queda una buena película, con una idea sugestiva, pero que al final falta valentía para ir más lejos y se queda a medio camino, o sea en medio de la nada. Fuerza y honor!!!
Hay tantas situaciones cogidas con pinzas que son legión, aquí dejo algunas:
Y si cuando Nicholas se tira a los contenedores de basura mide mal y cae al suelo o entre el quicio de ellos? Y si el pastor alemán corre más que Nicholas y le muerde mortalmente? Y si cuando cae en el taxi al puerto se golpea y se mata? Como el supuestamente inteligente Nicholas cree antes a una recién conocida como Christine que a su abogado cuando este le dice que su dinero está a resguardo y ella le dice que su letrado está con la “conspiración”? Y si en vez de tirarse del rascacielos se pega un tiro? Y si en vez de tirarse por donde lo hizo lo hace diez metros en otra dirección? Y si le da un paro cardiaco en plena caída? No resulta verosímil que cuando cae y todos le esperan para el fiestorro, su hermano le diga “Tenía hacer algo, te estabas volviendo un gilipollas”, y sui hermano le responda con un abrazo y una llantera, cualquiera persona mínimamente normal, después de lo padecido lo menos que le hace es insultarle (y digo lo menos por no llegar a la violencia física).
Por cierto este film me recuerda en su idea a un episodio de “Alfred Hitchcock presenta”, del que no recuerdo el título en que a un tipo lo detenía la policía sin saberse bien porque, pero el tipo se sentía culpable por algo, el tipo hace algo muy malo para escaparse y al final todo resulta una broma por su cumpleaños.
En conjunto me queda una buena película, con una idea sugestiva, pero que al final falta valentía para ir más lejos y se queda a medio camino, o sea en medio de la nada. Fuerza y honor!!!