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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
10
Cine negro. Drama Joe Gillis es un joven escritor de segunda fila que, acosado por sus acreedores, se refugia casualmente en la mansión de Norma Desmond, antigua estrella del cine mudo, que vive fuera de la realidad, acompañada únicamente de su fiel criado Max. A partir de ese momento, la actriz pretende que Joe corrija un guion que ella ha escrito y que va a significar su regreso al cine. (FILMAFFINITY)
29 de marzo de 2016
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
40/03(05/03/16) Una de las cumbres del Séptimo Arte es esta Obra maestra del genial Billy Wilder, una mordaz mirada al ombligo de Hollywood, a sus juguetes rotos, a la trastienda donde se apilan estrellas del pasado que quedaron enfermas de halagos y lisonjas, el patio trasero de la fábrica de sueños, lo que se esconde tras el glamur, una punzante desconstrucción de los mitos. Wilder realiza una miscelánea de géneros entrelazados de modo memorable, el drama, la comedia, el noir, y hasta del terror, gracias a un fascinante guión del propio director, Charles Bracket, en colaboración D. M. Marsgman jr. La cinta te atrapa desde su original y fresco inicio en que se rompe todo lo establecido, la historia la va a contar en flash-back un muerto, el que será el protagonista y a partir de aquí un devenir de situaciones y diálogos acerados, puntiagudos y corrosivos, con un goteo de mala leche extraordinario, con una construcción de personajes sublime, con complejidad de sublecturas fenomenales. Todo esto apoyado en una gran ambientación y unos actores en estado de gracia, sobre todo una excelsa Gloria Swanson. Todo en un film que es un a la vez un homenaje ya ácida crítica al cine, con un torrente de guiños cinéfilos, con un torrente de referencias, donde realidad y ficción se rozan de modo nostálgico.

La obra es un aguijón en el corazón de la industria hollywoodiense, de ferocidad soterrada, una sórdida radiografía de este mundo, en la que Wilder consigue oprimirnos, asfixiarnos, hacernos sentir como Gillis. Arremete contra productores, maravilloso cuando una de la Paramount le dice con sorna que él rechazó el guión de “Lo que el viento se llevó” porque pensó que a nadie le interesaría una película sobre la Guerra Civil, arremete contra los representantes, maravilloso cuando Gillis va a pedirle ayuda al suyo y este, que está en un campo de golf jugando le espeta que los mejores guiones se escriben con la tripa vacía, arremete contra los guionistas en la figura de su patético protagonista Gillis, arremete contra las estrellas que no saben dejar de serlo, un desmenuzamiento desarrollado con una habilidad portentosa. El relato avanza de modo sugestivo, con sarcasmo e ironía, mezclando elementos de humor negro con otros melodramáticos de los que te dejan una mueca incómoda, salpicada la trama de desolación, amargura, frustración, y mucha melancolía. Una emotiva y a la vez turbadora carta de amor al mundo del cine, en donde no faltan los habituales toques Wilder de jugar con elementos inertes, el coche de época Isotta-Fraschini, el estuche del tabaco, la cadena del reloj, y por supuesto la piscina.

Un estudio de personaje con torpedos de profundidad, una ex estrella que vive recluida en una mansión (co-protagonista) decadente, vetusta, barroca, vintage para su tiempo, en clara alegoría con la personalidad de la protagonista, las dos, la mansión y Desmond han vivido hace décadas sus mejores momentos, ahora solo son una sombra de lo que fueron, la mansión se ha convertido en una especie de castillo de vampiresa, al que llega un “inocente” que es vampirizado por esta, lo va consumiendo por dentro, primero ve en él en ella la salida a sus problemas económicos y luego siente una lástima por su suicida comportamiento que le hace no poder dejarla. Ella es la imagen de una estrella creada en el cine mudo, una figura que al llegar el sonoro fue apartada por el público y dejada en la parte de atrás criando polvo, enmoheciéndose en su propia creencia de que se es alguien por siempre, sus años de gloria ya pasaron y nunca volverán, lo malo es que ella no quiere saberlo, siente la necesidad extrema de ser adulada como un mito. Un film que habla con calado de temas como la soledad, la prostitución en todas sus vertientes, del instinto de supervivencia, de la demencia, de la mentira, del miedo al fracaso, de la egolatría y mitomanía, y sobre todo del trastero de Hollywood donde se acumulan estrellas apagadas, lo tóxico es que ellas no lo saben.

Gloria Swanson es un Titán, un Coloso que se mimetiza con su personaje, lo posee, su histrionismo exagerado le queda magistral a Norma Desmond, personaje que vive en una actuación infinita de sus films mudos, espléndida su gestualidad, mirada honda, como deja traslucir sus emociones de modo diáfano, refleja con fuerza sutil la languidez de alguien que fue alguien hoy solo es un recuerdo nebuloso, deja traslucir su soledad, su tristeza, su sordidez, es una diva fatua, egocéntrica, patética, madura, frágil, a las puertas de la demencia, Magna, y para la Historia del Cine su primer plano en que acaba el film, será por siempre la imagen del Ocaso de una Estrella. William Holden está muy bien en su rol de guionista cínico y mezquino que cree estar aprovechándose de una millonaria y que cuando viene a darse cuenta a sido vampirizado por ella, deja emerger un arco de desarrollo brillante, manteniendo duelos con la Swanson exuberantes, de los que brotan chispas sensacionales, lo encarna con gran energía y viscerabilidad. Erich Von Stroheim derrocha un arrollador carisma, una presencia poderosa, regia, con sobriedad y mesura emite mucho mundo interior y cariño desmedido por Norma. Nancy Olson demuestra un gran encanto química con Holden.

La puesta en escena es de una gran brillantez, empezando por una gran dirección artística de Hans Dreir (“Un lugar en el sol”), y John Meehan (“20.000 leguas de viaje submarino”), se rueda en exteriores de Los Ángeles y en los Paramount Studios, siendo la estrella la decadente mansión de Norma, que como bien dice Gillis recuerda a la mansión de Miss Havesham de “Cadenas rotas”, siendo el exterior filmada en una gran casona en Wilshire Blvd, construida durante década de 1920 por el millonario William O. Jenkins. (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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