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Voto de TOM REGAN:
7
7.7
55,418
Drama. Comedia
Rafael dedica 24 horas al día a su restaurante, está divorciado, ve muy poco a su hija, no tiene amigos y elude comprometerse con su novia. Además, desde hace mucho tiempo no visita a su madre, internada en un geriátrico porque sufre el mal de Alzheimer. Una serie de acontecimientos inesperados le obligan a replantearse su vida. Entre ellos, la intención que tiene su padre de cumplir el viejo sueño de su madre: casarse por la Iglesia. (FILMAFFINITY) [+]
1 de septiembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
318/28(27/08/21) Exitoso y entrañable film argentino que cumple ahora 20 juveniles años desde su estreno el 16 de agosto de 2001
dirigido por Juan José Juan José Campanella y escrito por Campanella y Fernando Castets (“El mismo amor, La misma lluvia”), teniendo de protagonistas a unos estelares Ricardo Darín, Héctor Alterio y Norma Aleandro, Eduardo Blanco y Natalia Verbeke. Film nominado al Oscar a la Mejor Película extranjera (perdió ante la bosnia “En tierra de nadie”). Una mezcla equilibrada de drama, comedia, y romance, tratando temas como la crisis de la mediana edad, la amistad, el sentido de la vida, el amor puro otoñal, y el Alzheimer ("Esta maldita enfermedad" dice Rafael Belvedere). Tratando esta trágica patología con gran sensibilidad a la par que con humor, gracias ante todo a la Homérica interpretación Norma Aleandro, que otorga a su personaje una dulzura conmovedora, sin caer en lo almibarado, esto atomizado por la enternecedora química que tiene con un brillante Héctor Alterio, desbordando en su mirada un amor puro por su mujer. Donde además el protagonista Rafael (Darín) refleja claramente una alegoría la Argentina del momento en plena crisis de identidad, desorientada, ejemplo también este del hombre moderno triunfante que en la vorágine del éxito (embarcado en un estrés permanente) de su trabajo se olvida de vivir. Una dramedia que deja reflexiones sobre la vida, sobre como en el camino hacia la meta, nos olvidamos que lo importante es la travesía, ello habiendo tiempo para lanzar dardos contra la iglesia y su hipocresía (no querer hacer una boda con una mujer con Alzheimer, pero si hacen bautizos a bebes): Todo ello en una ágil desarrollo de personajes entrañables, muy humanos en sus virtudes y falencias. Aunque en su debe hay algunas situaciones forzadas, como que nunca se entiende la crisis que tiene Rafael con su novia, se ve algo metido con calzador, y un tanto subrayadas que hacen reiterar lo ya expuesto, ejemplo claro de esto lo machacona que es la cinta en su primer tramo con el estrés que sufre Rafael por el restaurant.
Rafael Belvedere (Ricardo Darín) es un cuarentón que ha heredado un restaurante por parte de su padre (Héctor Alterio), sin embargo el estrés por las nuevas exigencias del restaurante lo traen agobiado. Además en su vida sentimental tampoco le van bien las cosas, ya que está divorciado. Por todo esto, no le presta mucha atención a su novia Naty (Natalia Verbeke) y hace mucho que no va a visitar a su madre Norma (Norma Aleandro) que padece alzhéimer y está ingresada en una residencia. Rafael tendrá que intentar ver cumplido el viejo sueño de su madre antes de que fallezca: casarse por la Iglesia.
En el arranque conoceremos al protagonista sumergido en un continuo estrés, colgado continuamente al móvil, de un lado al otro en su auto, con reuniones aquí y allí, y en medio de todo esto su padre Nino y el profundo amor de este por su esposa con senilitud, y con la que quiere casar después de cuatro décadas juntos, cosa que no entiende su hijo Rafael. Además este sobrelleva que su madre le echaba en cara que no saldría adelante con el restaurant, y cuando ha tenido éxito no ha podido hacérselo saber, porque tiene esta (puta) enfermedad. Pero será la evolución de Rafael, su arco de evolución lo que marca la narración, como por diferentes avatares sufre una metamorfosis. Por la aparición de un vitalista amigo de la niñez, Juan Carlos encarnado por un benigniano Eduardo Blanco, aunque este personaje parece metido ex proceso como deux machine artificioso, para remover la conciencia de Rafael, aunque el actor le infunde un encanto y simpatía fabulosos, una humanidad brillante, teniendo frases tan lapidarias como cuando Rafael se queja de su vida, y Juan Carlos (le falleció un hijo pequeño) le espeta que "el saber que lo peor que te podía pasar en la vida ya te ha pasado, te da una sensación de poder impresionante"... (sigo en spoiler)
dirigido por Juan José Juan José Campanella y escrito por Campanella y Fernando Castets (“El mismo amor, La misma lluvia”), teniendo de protagonistas a unos estelares Ricardo Darín, Héctor Alterio y Norma Aleandro, Eduardo Blanco y Natalia Verbeke. Film nominado al Oscar a la Mejor Película extranjera (perdió ante la bosnia “En tierra de nadie”). Una mezcla equilibrada de drama, comedia, y romance, tratando temas como la crisis de la mediana edad, la amistad, el sentido de la vida, el amor puro otoñal, y el Alzheimer ("Esta maldita enfermedad" dice Rafael Belvedere). Tratando esta trágica patología con gran sensibilidad a la par que con humor, gracias ante todo a la Homérica interpretación Norma Aleandro, que otorga a su personaje una dulzura conmovedora, sin caer en lo almibarado, esto atomizado por la enternecedora química que tiene con un brillante Héctor Alterio, desbordando en su mirada un amor puro por su mujer. Donde además el protagonista Rafael (Darín) refleja claramente una alegoría la Argentina del momento en plena crisis de identidad, desorientada, ejemplo también este del hombre moderno triunfante que en la vorágine del éxito (embarcado en un estrés permanente) de su trabajo se olvida de vivir. Una dramedia que deja reflexiones sobre la vida, sobre como en el camino hacia la meta, nos olvidamos que lo importante es la travesía, ello habiendo tiempo para lanzar dardos contra la iglesia y su hipocresía (no querer hacer una boda con una mujer con Alzheimer, pero si hacen bautizos a bebes): Todo ello en una ágil desarrollo de personajes entrañables, muy humanos en sus virtudes y falencias. Aunque en su debe hay algunas situaciones forzadas, como que nunca se entiende la crisis que tiene Rafael con su novia, se ve algo metido con calzador, y un tanto subrayadas que hacen reiterar lo ya expuesto, ejemplo claro de esto lo machacona que es la cinta en su primer tramo con el estrés que sufre Rafael por el restaurant.
Rafael Belvedere (Ricardo Darín) es un cuarentón que ha heredado un restaurante por parte de su padre (Héctor Alterio), sin embargo el estrés por las nuevas exigencias del restaurante lo traen agobiado. Además en su vida sentimental tampoco le van bien las cosas, ya que está divorciado. Por todo esto, no le presta mucha atención a su novia Naty (Natalia Verbeke) y hace mucho que no va a visitar a su madre Norma (Norma Aleandro) que padece alzhéimer y está ingresada en una residencia. Rafael tendrá que intentar ver cumplido el viejo sueño de su madre antes de que fallezca: casarse por la Iglesia.
En el arranque conoceremos al protagonista sumergido en un continuo estrés, colgado continuamente al móvil, de un lado al otro en su auto, con reuniones aquí y allí, y en medio de todo esto su padre Nino y el profundo amor de este por su esposa con senilitud, y con la que quiere casar después de cuatro décadas juntos, cosa que no entiende su hijo Rafael. Además este sobrelleva que su madre le echaba en cara que no saldría adelante con el restaurant, y cuando ha tenido éxito no ha podido hacérselo saber, porque tiene esta (puta) enfermedad. Pero será la evolución de Rafael, su arco de evolución lo que marca la narración, como por diferentes avatares sufre una metamorfosis. Por la aparición de un vitalista amigo de la niñez, Juan Carlos encarnado por un benigniano Eduardo Blanco, aunque este personaje parece metido ex proceso como deux machine artificioso, para remover la conciencia de Rafael, aunque el actor le infunde un encanto y simpatía fabulosos, una humanidad brillante, teniendo frases tan lapidarias como cuando Rafael se queja de su vida, y Juan Carlos (le falleció un hijo pequeño) le espeta que "el saber que lo peor que te podía pasar en la vida ya te ha pasado, te da una sensación de poder impresionante"... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
...Todo para terminar en un final tan bonito, como complaciente, donde no hay cabida a la sorpresa. En el transcurso un unas cuantas gráciles escenas que hacen muy recomendable la película.
Momentos recordables (aparte de los hay mencionados): "No veo películas argentinas", dice Rafael al principio de la película; Revelador cuando Rafael lee la poesía de su hija y se emociona; "Cuando al fin comencé a hacer algo y pude levantar el restaurant, y quería tirárselo en la jeta a mi vieja para que me deje de joder con que no era nadie... qué se yo para que se quede contenta. Aparece esta puta enfermedad de mierda y ahora no lo puede ver, ahora no lo puede ver..." (Rafael lamentándose de que su madre no vea que a él le va bien); Rafael reconciliándose con Naty por el video-portero, ello en presencia del portero humano, “yo quiero una vida de problemas, los tuyos y los míos, porque quien no tiene problemas, bueno, entonces ese es el peor problema que pueda tener", el portero humano ejerciendo de intermediario apostilla al terminar a Naty por el video-portero que Rafael le parece sincero, ello mientras Naty ya ha bajado y se está besando a Rafael; Y por supuesto esa última foto con la sonrisa de emociónate de Norma sorteada por su marido e hijo.
El sueño del papel interpretado por Norma Aleandro fue el mismo que en la vida real tuvo la actriz chilena ya fallecida, María Cánepa. La destacada actriz reconocida en Chile con el Premio Nacional de Arte, cumplió su sueño de casarse con su compañero por casi tres décadas; lo hizo a sus 86 años y cuando el Alzheimer ya golpeaba su vida. Pese a la enfermedad, durante el matrimonio tomó la mano de su marido, el director teatral Juan Cuevas, y dijo: «Juan, compañero de mi vida, te entrego este anillo por la gran amistad que nos une y por todas las cosas extraordinarias que hemos hecho juntos cuando logramos ponernos de acuerdo».
Me queda un film bonito y complaciente de ver, de los que te dejan una mueca agradable al terminar. Fuerza y honor!!!
Momentos recordables (aparte de los hay mencionados): "No veo películas argentinas", dice Rafael al principio de la película; Revelador cuando Rafael lee la poesía de su hija y se emociona; "Cuando al fin comencé a hacer algo y pude levantar el restaurant, y quería tirárselo en la jeta a mi vieja para que me deje de joder con que no era nadie... qué se yo para que se quede contenta. Aparece esta puta enfermedad de mierda y ahora no lo puede ver, ahora no lo puede ver..." (Rafael lamentándose de que su madre no vea que a él le va bien); Rafael reconciliándose con Naty por el video-portero, ello en presencia del portero humano, “yo quiero una vida de problemas, los tuyos y los míos, porque quien no tiene problemas, bueno, entonces ese es el peor problema que pueda tener", el portero humano ejerciendo de intermediario apostilla al terminar a Naty por el video-portero que Rafael le parece sincero, ello mientras Naty ya ha bajado y se está besando a Rafael; Y por supuesto esa última foto con la sonrisa de emociónate de Norma sorteada por su marido e hijo.
El sueño del papel interpretado por Norma Aleandro fue el mismo que en la vida real tuvo la actriz chilena ya fallecida, María Cánepa. La destacada actriz reconocida en Chile con el Premio Nacional de Arte, cumplió su sueño de casarse con su compañero por casi tres décadas; lo hizo a sus 86 años y cuando el Alzheimer ya golpeaba su vida. Pese a la enfermedad, durante el matrimonio tomó la mano de su marido, el director teatral Juan Cuevas, y dijo: «Juan, compañero de mi vida, te entrego este anillo por la gran amistad que nos une y por todas las cosas extraordinarias que hemos hecho juntos cuando logramos ponernos de acuerdo».
Me queda un film bonito y complaciente de ver, de los que te dejan una mueca agradable al terminar. Fuerza y honor!!!