147/37(25/04/11) Buen remake de la muy buena cinta gala ’13 Tzameti’, realizada por el mismo realizador, Gela Babluani, variando aquí del glorioso blanco y negro al color. Este film es el peaje que hay que pagar para que a los americanos les lleguen buenos productos que han sido concebidos en otro idioma, como ellos no doblan películas y tampoco les gustan los subtítulos, esto es demagogia pues si aquí tampoco veríamos cine versión original en otra lengua, pues se hacen multitud de remakes de otros países, el último que me viene a la memoria es ‘Déjame entrar’, que no es que sean malos es que son clones del original aportando cero a diferenciarlos, nadie acudiría en masa a ver una copia de ‘La Mona Lisa’, lo harían con la verdadera. Esta ‘13’ tiene unas mínimas diferencias, la primera para mí es un acierto pues rompe con la lentitud del arranque de la primera, vemos a dos tipos apuntándose mutuamente en la frente con un revólver y de ahí retrocedemos en el tiempo para ver lo mismo que en la primera, cambiando la profesión de albañil por la de electricista, este cambio es bueno pues despierta en el espectador una incertidumbre, una tensión por saber qué es lo que les ha llevado allí, es un acierto, también conocemos mejor a varios personajes que no ocurría en la de 200.., esto aporta poco. El resto es un calco con otros actores. Lo de cambiar al color va en detrimento, el blanco y negro imprime un aire deprimente y de sordidez ideal para el film, nos acerca de modo magnífico al polar francés, el color resta atmósfera sombría. Para los que no hayan vista la primera les gustará y sorprenderá su trama, les enganchará el periplo del protagonista hasta ‘el juego final’, es una durísima reflexión sobre hasta dónde llega el salvajismo del ser humano, hasta donde llega la desesperación, que estarías dispuesto a hacer por dinero. La historia es rebosante de misterio e intriga, para en el último tramo desatarse un tensión agobiante, un aire enrarecido lo impregna todo, con un desarrollo increscendo dramático que te cala. El protagonista Sam Riley hubiera sido mejorable, hay dos que marcan a fuego sus interpretaciones, uno es Ray Winstone, un tremendo actor que dota a su rol de sentimientos, nos toca su tormento interior, su furia, su energía, el otro es Mi¡chael Shannon como un soberbio maestro de ceremonias, el carisma que desprende es terrorífico, es un pqueño papel que deja huella, su vigor y dominio de la escena es sublime, un tipo a tener en cuenta en el futuro. Prefiero la original, esta no tiene más sentido que sacar algo de dinero a los angloparlantes, pues en calidad esta no supera en nada a la otra, pero a los que no hayan visto la francesa, les gustará y mucho. Fuerza y honor!!!