Haz click aquí para copiar la URL
Tajikistan Tajikistan · Demonlandia
Voto de Neathara:
2
Drama. Romance Tras su boda en Viena, Sissi empieza su nueva vida como Emperatriz de Austria, pero pronto la rigidez del protocolo se convierte para ella en un verdadero problema. Entre ella y Sofia, su suegra, nace un profundo resentimiento que estalla en el cumpleaños de la hija de Sissi: Sofia, apelando a una antigua tradición de la Corte, se opone a que la niña sea criada por su madre. Al final llegan a un acuerdo, por el que Sissi podrá educar a ... [+]
20 de mayo de 2009
26 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si yo hubiese sido alguien tan atormentado, obsesivo, frágil, inquieto, atractivo, apasionado, intelectual y complejo como lo fue la emperatriz Elizabeth de Austria y tuviera la ocasión de ver mi vida reflejada en esta película, una película que me convierte por arte y magia en una especie de Heidi hortera y saltarina cuyas inquietudes vitales no parecen ir mucho más allá que irse a trepar por las montañas austriacas en los momentos de crisis o pelearse con su suegra por ver si la princesa fulanita de tal estaría más propia en la salita amarilla con ribetes dorados o en la azul con lirios perifoliados...si, repito, hubiese sido o conocido a Elizabeth de Austria y me topara de repente con la imbécil de Sissi, lo hubiese considerado un ultraje, histórico, biográfico, íntimo y personal. Ella fue algo muy distinto.

La película en sí es un imperial culebrón, un desfile de amoríos y trapos y palacios que retrata tan sólo en superficie el mundo de la realeza vienesa de la época de Elizabeth, cuya versión fílmica es como una mala mezcla entre Diana de Gales, la dama de rosa y Anton aus Tyrol. Romy Schneider pasea por aquí dos únicos registros -enfurruñada y cursi- y trata de sobrellevar como puede vestidos de más de treinta kilos y peinados complicadísimos que a la auténtica Elizabeth le quedaban regiamente, pero que a ella sólo producen el desafortunado efecto de resaltarle el cabezón. A modo de castigo bíblico, no será nunca recordada por sus trabajos con Zulawski, Sautet o Dassin, sino por este personaje en el que ni siquiera consiguió extraer una mínima fracción de su (demostrado) talento.

Doble vejación, pues, a la memoria de dos mujeres fuera de lo común que curiosamente forjaron al mismo tiempo y en la misma película, el lado más rosa y menos interesante de sus famas.
Neathara
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow