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Voto de GUSTAVO:
7
Romance. Drama David Kepesh (Ben Kingsley), un carismático profesor, está orgulloso de seducir a alumnas deseosas de probar experiencias nuevas, pero sin ningún compromiso. Pero, cuando la hermosa Consuelo Castillo (Cruz) entra en su clase, sus precauciones se esfuman. Esa belleza morena consigue, al mismo tiempo, cautivarlo y desconcertarlo. Consuelo es para él algo más que un objeto de deseo. Su fuerte personalidad y su carácter apasionado ... [+]
14 de septiembre de 2009
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dicen algunos críticos que Isabel Coixet es una directora sobrevalorada, pero luego de ver “Mi vida sin mí”, sentí que no se le valoraba suficientemente. Por eso entré decidido y entusiasmado a ver su penúltima película que en Lima se distribuyó como “Lecciones de amor”, seguramente en alusión a la actividad del personaje principal compuesto por el actor Ben Kingsley. Y no me decepcioné.
Y es que la directora catalana ha sido capaz de crear un universo propio en el que se hace reconocible a través de su tono intimista, trascendente, de una delicada estética. Su temática de fondo se repite y tiene que ver con la relatividad de las relaciones humanas y la poca importancia que reviste que las mismas sean exitosas o fallidas si realmente no controlamos ni sabemos nada de la vida por más eruditos que pudiéramos ser. Somos igual de mortales aunque nos cueste creerlo y lo que más nos conviene es la felicidad instantánea, en sobrecitos, aunque esto suponga romper los tabúes, las barreras sociales y hasta las morales.
De esto se trata también el filme que comentamos en el contexto de la historia del profesor y comentarista de arte (Ben Kingsley) que se enamora de su alumna (Penélope Cruz), bastante menor que él, cuya belleza le hace recordar a una célebre pintura. Su enamoramiento es la de aquella persona que tiene el remordimiento de estar poseyendo y robándose un objeto de arte y que tarde o temprano tendrá que devolver o se lo quitarán.
Coixet se acerca a la maestría en la puesta en escena con una eficiencia que va de menos a más con algunos puntos de inflexión que tienen que ver con el personaje de su hijo y con algunos regodeos innecesarios y con su punto más alto en la emocionante escena del reencuentro antes de año nuevo que tiene la belleza de un canto de cisne.
No se trata simplemente de un sentimental romance veraniego u otoñal, o de un testimonio de contemplación de la vida desde un punto de vista masculino y maduro. Tiene de los dos pero es mucho más que eso.
GUSTAVO
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