A mí me entretiene más una película lenta pero con un mínimo de rigor que no una rebosante de adrenalina como ésta que llena de absurdos, incongruencias, con una idea interesante pero que la convierte en un desfile de despropósitos que no hacen más que conseguir que se vea con total indiferencia e incredulidad.
Al comienzo uno ya empieza a temerse lo peor al introducir dos escenas sobrecogedoras pero con tanta falta de información que resultan totalmente desconcertantes.
Que decir que justo después de un sangriento encuentro entre una banda de traficantes y un grupo de policías corruptos llega a casa uno de los primeros más fresco que una lechuga, como si no hubiera ocurrido nada.
Lo que sigue a continuación podría ser interesante ya que plantea una búsqueda a contrareloj de un niño con una comprometedora pistola que ha robado, dejando pasar lo inverosímil del hecho sobretodo como y porqué se produce.
Pero es que todo lo que ocurre alrededor de este hecho es tan malo que nada de lo que vemos ni crea intriga, ni suspense ni nada que valga la pena.
Lo peor de todo es la supuesta trama entre mafia y policia, los compañeros del protagonista se puede decir que no existen, así como el cabecilla de los policias mafiosos está totalmente desdibujado, todo ésto y éstos es para ponerse las manos a la cabeza.
Ni que decir del padre de la criatura que resulta ser también mafioso y por lo visto el motivo de todo este tinglado, que todo lo que hace y dice convierte aún, en más irritante y bochornosa la historia.
En resumen una de esas películas que lo único que provocan es sonrojo y desconcierto.
O mejor dicho, es como un coche de carreras pero sin frenos.