13 de enero de 2021
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A finales de los 60, Bergman debuta en la imagen de color, con una bella fotografía.
Nos encontramos frente a un crudo, violento y desesperanzado estudio del consumo personal (debido a la desrealización), de las relaciones infructuosas, de la incapacidad de encontrar la verdad y, por consiguiente, de la convivencia con la mentira.
El film dispone de diálogos seductores e inteligentes, bien ejecutados por la totalidad del reparto.
El reconocido director sueco no se basta con utilizar una singular y abierta estructura narrativa y nos sorprende salteando a intervalos fragmentos con forma de entrevista a los actores, los cuales exponen su opinión ante sus respectivos personajes.
Película que no se posiciona en la cúspide de su obra, pero si (considero) alcanza altura en esta.
Que nocivas son las compañías en soledad.
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