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Uruguay Uruguay · Canelones
Voto de MARCO:
9
Drama Nader (Peyman Moaadi) y Simin (Leila Hatami) son un matrimonio iraní con una hija. Simin quiere abandonar Irán en busca de una vida mejor, pero Nader desea quedarse para cuidar a su padre, que tiene Alzheimer. Ella le pide el divorcio y se muda a vivir con sus padres. Nader no tiene más remedio que contratar a una mujer que cuide a su padre. Una negligencia de la asistenta provoca un conflicto de grandes dimensiones. (FILMAFFINITY)
3 de diciembre de 2012
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que fascinante que es el cine iraní, Dios mío. Me pregunto ¿por qué nos costará tanto entrarle? He visto muy poco en comparación a la cinematografía de otros países, unas diez películas nada más, y ninguna me ha decepcionado.

La Separación de Asghar Farhadi no fue la excepción, todo lo contrario. Lo que más me fascinó (acostumbren este adjetivo, lo voy a seguir usando) de esta película, más allá de la compleja e increíble construcción que ofrece el guión y la puesta en escena, léase, el lenguaje de cámara y la increíble actuación, consecuente a una excelente dirección de actores, es en el comprometido lugar en el cual nos coloca.

Naturalmente, como espectadores, con una suerte de hinchas, nos embanderamos con los objetivos de uno u otro personaje, generalmente con los del protagonista, con el cual generamos empatía por su manera de proceder, por su perfil moral y por identificarnos frente a un conflicto determinado, el cual es potenciado por la contracara (negativa) de ese conflicto, encarnada por un antagonista o una situación "x", la cual pone en riesgo los mencionados objetivos de nuestro personaje.

Lo que hace fascinante a La Separación, es que no logra su meta "culpando" ni juzgando a nadie ni a nada, dicha contracara está latente en el lado oscuro de cada uno de nuestros personajes (adjetivo que considero hasta injusto dada la humanidad de los mismos), la cual nos hace compadecernos hasta las lágrimas por sus respectivas posiciones frente al conflicto base del filme.

Ni siquiera, a diferencia de las películas de Panahi, el peso recae sobre el sistema político, social y religioso, no al menos desde el ataque sino desde el entendimiento y la comprensión por su funcionamiento. No busca que sentenciemos a la cultura iraní sino que reflexionemos acerca de ella. La misma puede estar regida por un montón de reglas impuestas (o auto-impuestas) por la religión y que por tanto pueden entenderse como ajenas a la materia judicial, como es el caso en la película.

Lo cierto es que esta religión, la palabra divina, es más importante que la misma ley para los personajes, la cual los coloca frente a la mirada de un Dios que lo sabe todo, y que hace que una mentira, que a cualquier occidental le puede parecer insignificante y justificada dadas las circunstancias del caso, sea lo que motive a las decisiones más trascendentes de sus vidas, que constituirán los puntos de giro de mayor importancia en la película.

Puede que tengamos pocas cosas para contar y esta gente tanto, aunque yo soy de la idea de que no es el "qué" contamos sino el "cómo" lo contamos. Y con el cómo no me refiero a la forma cinematográfica, sino al lugar de compromiso desde el cual se expresa un discurso.

¿Será que debemos aprender de este arte un poco más, en vez de hacer réplicas baratas de un cine que hace de una película lo mismo que Head&Shoulders por los que sufren de caspa?
MARCO
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