En mi vida jamás me había salido de una sala de cine a mitad de la proyección, y con los precios que lleva ahora pensaba que nunca pasaría. Pues me equivocaba.

No dudo que esta película sea una obra maestra para los amantes del libro y de la obra del escritor en la que se basa o para los seguidores incondicionales de Cronenberg. Pero he de reconocer, aun a riesgo de quedar como un cateto inculto, que no entendí ni la mitad de los diálogos. Me pareció aburrida y pedante, un verdadero suplicio.

Lo más curioso es que en la sala en la que estaba viendo la película, esta opinión era generalizada y hasta 8 personas salimos sin verla terminar (de las 13 o 15 que habría en total). Supongo que el hecho de no ver el final invalida la crítica, pero personalmente considero que estaba malgastando mi tiempo y como ya había tirado mi dinero, me pareció que era suficiente pérdida por un día.

Quiero agradecer desde aquí a los empleados del cine (diría cual es pero va en contra de las normas) que nos ofreciesen a todos los que salimos, entrar en otra película sin cobrarnos nada.