Leí la novela la semana pasada, vi la película ayer. Novela inmortal, bellísima y terrorífica. La película un tostón infumable, y para aquél que no haya leído el libro, sus personajes serán absurdos, incongruentes. No culpo a nadie: las interpretaciones me parecieron adecuadas, la adaptación aceptable... pero flojilla para el nivel literario de la obra de Saramago. Es imposible hacerle justicia en el cine a una novela así, no se puede embutir en menos de dos horas de imágenes y sonido el desarrollo de los personajes del libro, la manera en que se corrompen sus cuerpos y sus almas, cómo el miedo los convierte en animales y porqué hacen lo que hacen.
Son las limitaciones del cine en sí mismo: por sus estándares de tiempo, costes económicos y necesidad de alcanzar un amplio público a fin de amortizar los costes; la película evita claramente la controversia edulcorando las partes más fuertes del relato o incluso suprimiéndolas por completo. No te hace sentir el horror que Saramago reflejaba en su obra, crudo pero no pornográfico. En la película todo pasa demasiado deprisa, los personajes parecen hacer las cosas porque sí, son todo efectos sin causa. En el libro no importa que los personajes no tengan nombre, su nombre es su personalidad, logran que los admires en su fuerza y los compadezcas en su debilidad porque tú podrías ser uno de ellos. Aquí no tienen ni nombre ni personalidad. Son una vaga sombra de los diálogos y los momentos clave del libro.
Esto de "preferí el libro" suena a tópico repelente. No es así, hay películas que me han gustado tanto como el libro, como por ejemplo La chaqueta metálica o Alguien voló sobre el nido del cuco. De verdad quería que esta película me gustara tanto como esas dos, de hecho la defendí durante los primeros minutos... hasta que se derrumbó por su propio peso, el peso de una gran obra levantada sobre una cimentación débil.
Recomendaría verla únicamente a aquellos que se hayan leído el libro antes, ya que si ves la película primero y te quita las ganas de leer la novela, te estarás perdiendo un trabajo grandioso a cambio de ver una película insuficiente.