Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Joan Ramirez:
8
Animación. Drama. Comedia Primer largometraje de Adam Elliot, ganador de un Oscar con el cortometraje "Harvey Krumpet". Narra la larga amistad por correspondencia entre un cuarentón judío y obeso de Nueva York, y una niña australiana de ocho años que vive en los suburbios de Melbourne. (FILMAFFINITY)
25 de abril de 2011
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué da más pena: un niño pobre y hambriento, o un niño pobre y hambriento frente al aparador de una pastelería? Las filosofías más antiguas ya dicen que conocemos por contraste. La Gran Soledad no es cosa de hoy, hace tiempo que se padece en el medio urbano. Y va a peor.

Así que esta película nos muestra a una niña sola y triste en el seno de su familia, y a un hombre solo y triste en el entorno de superpoblación por excelencia: Nueva York. De ambos contrastes nace la efectividad de la película así como el punto de partida de la trama: la relación epistolar entre Max y Mary.

Ella tiene 6 años, su padre resulta tan ausente como el alma de los pollos que diseca (es taxidermista). Su madre consume bebidas alcohólicas, otro efectivo modo de desalmarse. Por su parte, Max tampoco tuvo una infancia feliz y ahora padece graves problemas de ansiedad y le cuesta relacionarse con el mundo.

Los temas colaterales están en la línea de lo ya expuesto: la medicalización de la sociedad, el estigma de la vejez, de la fealdad, y el desamparo de los gatos tuertos.

No la califico con un diez porque, personalmente, me sobra un poco de humor negro, de escatología y de estética feísta, aunque el trabajo de animación en plastilina es impresionante.

Aquellos que se hayan sentido muy solos y frikis alguna vez, háganse con un buen pañuelo antes del visionado.
Joan Ramirez
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow