Cuando digo (también) en el título de la crítica me refiero al "Señor de los Anillos". Porque si bien la perfección no existe, y por supuesto que la trilogía tolkieniana de Peter Jackson puede tener sus defectos, logró sin embargo el neozelandés que algo tan soberbio tuviera sensación de perfección. No se puede decir lo mismo de "King Kong". Y es una pena, porque en general es otra maravilla, que incluso podía haber sido mejor que la trilogía de los anillos (si es que tal cosa es posible).

La película tiene un guión, un ritmo y una narrativa magníficos; un espíritu y una ambientación poderosos y muy atractivos; está repleta de escenas sencillamente magistrales e inolvidables, que más que homenajear sonrojan a la original (que, con todos mis respetos, también tiene sus defectos). Se podría decir que es una verdadera declaración de amor al cine clásico. Pero está desmedida en algunos momentos y aspectos de la parte de Skull Island. Quizá con un 25% menos de metraje en esa parte de la película, y un 30 ó 40% menos de dinosaurios y bichos por metro cuadrado, hubiera sido probablemente una obra maestra. Pero, en fin, Jackson es Jackson, y siempre ha sido exagerado; es curioso que sólo en ésta película esa desmesura tan habitual en él dé más problemas que buenos resultados, y quizá es por el tono general, serio, equilibrado, dramático y encantador, del resto del film, aspectos no habituales en sus comienzos.