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España España · Barcelona
Voto de Rómulo:
7
Thriller. Comedia Cuando una mujer deprimida sufre un robo en su casa, encuentra un nuevo sentido a su vida persiguiendo a los ladrones junto a su peculiar vecino. (FILMAFFINITY)
6 de agosto de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya no me siento a gusto en este mundo - I Don't Feel at Home in This World Anymore

El Festival Internacional de Cine Sundance se celebra cada año en Park City, un pueblecito del estado de Utah, EE.UU. Se estableció con la finalidad de promover el cine independiente y hacer posible la exhibición de películas que no contaban con la financiación de los grandes estudios y cadenas de distribución. Gracias al decidido apoyo de Robert Redford, el festival ha ido creciendo con el tiempo hasta convertirse en lo que es hoy: un gran certamen cinematográfico que cuenta con parecida atención e importancia que cualquier otro. Y por si alguno de mis improbables lectores lo ignora, se da la curiosa circunstancia de que el nombre de “Sundace” se debe al título de uno de los grandes éxitos del cine: “Butch Cassidy and the Sundance Kid” personaje que interpreta el propio Redford y que el público español conoció como “Dos hombres y un destino”, en una más de las estrafalarias ocurrencias de nuestros iluminados transcriptores.
Pues bien, “Ya no me siento a gusto en este mundo” se alzó con el premio a la mejor película en la edición del 2017 compitiendo con más de 200 realizaciones. Así que el actor estadounidense Macon Blair no pudo tener mejor estreno como director y guionista de ésta su primera película que parodia al thriller norteamericano, lo que a su vez la convierte en una divertida y emocionate tragicomedia.
Mediante un humorismo tan desenfadado como corrosivo, deja al descubierto la mala educación y el bochornoso comportamiento cotidiano de una ciudadanía descortés, narcisista, incívica y vergonzosamente mezquina que hace del respeto a los demás una ensoñación de algún tiempo olvidado.
De manera que no es de extrañar que a Ruth Kimke -felizmente interpretada por Melanie Lynskey-, ya no se sienta a gusto en este mundo. Ruth es una persona de lo más normal, de esas que, como la mayoría, pasan desapercibidas en cualquier situación, algo misántropa y depresiva, de naturaleza pacífica, muy bien intencionada y que desempeña su trabajo como auxilar de enfermería con notable responsabilidad y eficacia. A Ruth le irrita profundamente la conducta deplorable de sus vecinos y en mayor medida, cuando ella misma se ve directamente afectada. Pero un hecho inesperado cambiará radicalmente la apacible vida de nuestra heroína.
A lo largo del relato, el nobel director mantiene el tono desenfadado y burlesco, en ocasiones bordeando los límites del absurdo, pero distingue la línea que separa la sensatez del disparate, el pastel del pastelazo. Sus personajes resultan creíbles y cercanos por su refrescante espontaneidad, los diálogos, muy bien medidos y articulados, son breves pero jugosos y a pesar de la violencia y crudeza de algunas escenas, Clair se las ingenia para mantener un sorprendente equilibrio en el que el humor y la crueldad van de la mano.
Y remata su obra con un final que resuelve brillantemente, sin rastro de dramatismo, sin disparatada teatralidad.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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