The Haunting of Hill House

“El miedo es la renuncia a toda lógica, el abandono absoluto de la razón. Nos rendimos o luchamos contra él, pero no podemos enfrentarlo a medias.”

Lo recuerdo con nitidez. Cuando era niño tenía frecuentes pesadillas. Aún las tengo, pero ya no les temo. Cuando era niño me levantaba algunas noches, siempre en invierno, y me dirigía hacia la luz de la cocina aturdido, aleladamente confuso. Allí invariablemente me despertaba. Los mayores todavía estaban levantados y susurraban alrededor de una mesa redonda al calor de los fogones. De inmediato, alguien me devolvía a la cama. Y el resto de la noche dormía en paz.

“¿Estoy caminando hacia algo de lo que debería estar huyendo?”

Nunca antes había contado esto. Y ahora, de pronto, aquel recuerdo se presenta vívido y espectralmente tangible. No creo en fantasmas, ni en apariciones y menos aún en fenómenos paranormales pero la aterradora serie “The Haunting of Hill House”, basada en la novela homónima de la escritora estadounidense Shirley Jackson, me ha dejado anonadado, paralizado, extrañamente perplejo.

“El silencio yacía firmemente contra la madera y la piedra de Hill House y todo lo que caminaba allí, caminaba solo.”

Shirley Jackson publicó su inquietante relato en 1959 y, según los críticos, es la mejor novela de terror jamás escrita e inspiradora de futuros grandes novelistas del género como Stephen King o Joanne Harris entre otros. Y ahora, el director de cine Mike Flanagan dirige para Netflix una tenebrosa versión cinematográfica de esta espeluznante historia.

“Todo es peor… si crees que algo te está mirando.”

La intimidante silueta de Hill House, amenazante, estremecedoramente gótica, se recorta entre las sombras de la noche y el sobrecogedor silbido del viento. Y es ahí donde Flanagan sitúa los hechos. Su arrolladora fuerza narrativa es poderosa, envolvente y diabólicamente opresiva. Sus escalofriantes imágenes y continuos saltos en el tiempo funcionan como una siniestra guadaña segando todo lo que crece a su paso. Nos deja sin asideros, desnudos, indefensos como cuando eramos niños; nos aproxima al abismo de nuestros temores e inseguridades y nos obliga a asomarnos a él; vuelven una y otra vez aquellos miedos de la infancia que quedaron firmemente sellados en nuestra psique, escondidos entre la invisible frontera que se oculta tras la realidad y los sueños.

“Ningún organismo vivo puede mantenerse cuerdo durante mucho tiempo en unas condiciones de realidad absoluta.”

El matrimonio Crain y sus cinco hijos habitaron Hill House. Y esa fue su desgracia. El estigma de la casa los devora, prevalece y se agiganta con el tiempo. Tarde o temprano habrán de enfrentarse a los espectros del pasado, deberán explicarse y entender qué pasó en aquella casa y cómo los aterradores hechos que allí sucedieron determinaron el futuro de todos ellos provocando la tragedia familiar a la que fueron sometidos.
Porque “The Haunting of Hill House” es una angustiosa fábula, un perverso y demencial relato en la que no resulta fácil distinguir qué pertenece al dominio de la imaginación y qué a la árida realidad de nuestras vidas.

Emilio Castelló Barreneche