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España España · Barcelona
Voto de Rómulo:
7
Drama. Romance A sus 43 años, Fúsi es un inadaptado, con sobrepeso, que nunca tuvo novia y cuyo único interés son las batallas de la Segunda Guerra Mundial, que reproduce en miniatura en el apartamento en el que vive con su madre. Un día recibe un cupón para acudir a una escuela de baile, donde conoce a Sjöfn, una mujer solitaria, como él, y con profundas heridas psicológicas. (FILMAFFINITY)
18 de junio de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Corazón gigante

El cine islandés está de plácemes. Este pequeño país, gélido, casi polar, de apenas 300 mil habitantes (como Valladolid en España, Ciudad Obregón en México o Corpus Christi en EE.UU., para que ustedes se hagan una idea), civilizado, altamente desarrollado tecnológicamente, de una potente y pujante economía, dotado de leyes liberales, modernas y con unas prestaciones sociales a la altura de sus vecinos nórdicos, nos ofrece últimamente, además, un cine de primorosa factura.
En esta ocasión ha sido Dagur Kári, islandes por supuesto, quien firma el guion y dirije esta deliciosa obra maestra que es sin duda alguna "Corazón Gigante". Por su bajo presupuesto y su engañosa sencillez pudiera parecer a primera vista una obra pequeña pero esta intimista y veraz historia tiene, como su título, un corazón gigante.
Dagus Kári, sirviéndose de la imponente humanidad del gigantesco Gunnar Jónsson, construye un personaje enternecedor, increíblemente humano por su singularidad y tocado por la inmensa sensibilad de un director en estado de gracia.
Gunnar Jónsson, al que ya vimos anteriormente en la estupenda "El valle de los carneros" vuelca aquí, una vez más, el inmenso caudal del talento que atesora y nos deleita de nuevo con una actuación sorprendente, convincente, tierna, para dar vida a un ser maravilloso, indescriptiblemente ingenuo y bonachón que no parece pertenecer a este mundo.
Porque el buen Fùsi, el personaje que interpreta Jónsson, es un hombre retraído, acomplejado por su mórbida apariencia que hace que las miradas de sus semejantes choquen con la barrera de su físico sin lograr penetrar en el fondo de su alma. El espejo opaco de nuestros prejuicios lo empuja a su doloroso aislamiento condenándolo a una existencia gris y anodina.
Sin embargo, Kári, su director, no juzga ni culpa a sus criaturas, al contrario, las justifica y redime en un gesto de noble y compasiva humanidad. Y de un espléndido, delicado e inteligente equilibrio narrativo surge esta emotiva película, modesta sí, pero que es una joya, créanme, de muchos quilates.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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