Epopeya fílmica impresionante que generó críticas mixtas en su momento y una serie de secuelas para formato vídeo directamente sin contar con este reparto original nunca más.

El rey Einon, cuyo corazón fue compartido por el de un dragón, compartiendo ambos sensaciones y vida, asola Inglaterra con sus caballeros, siendo tirano y olvidando las enseñanzas de su tutor Bowen, un caballero del viejo código que ahora vaga como cazador de dragones.
Dennis Quaid obtuvo el papel tras haber oteado a otros como Mel Gibson, y David Thewlis como el de rey Einon porque ya llamó la atención de Rob Cohen en "Naked", con su vena destructiva y poderosa en la encarnación de personajes oscuros.
Y es que la voz de Sean Connery en el dragón es la que hace que esta película que cuenta con efectos buenos para la época se corone como una joyita de esas que ya no se hacen, con una aventura que resulta familiar y entretenida.
Dina Meyer es Kara, la chica de pelo rojo enemiga acérrica de Einon, y a la que el rey desea.
Todo el mito medieval cobra vida evocando aquel tiempo antiguo artúrico que ya ha muerto, con dragones, doncellas en apuros, reyes, caballeros y misiones.
Combina Dragonheart el aire cómico con el aventurero, un gran reparto y personajes ya icónicos con un guión que debería por desgracia haberse ceñido a la novelización inicial, no dejando de lado elementos importantes, que hubieran embellecido la historia como la relación de Bowen con diversos personajes como el fraile o Kara.

Einon es un villano de manual, de la vieja escuela, sin piedad y sin cortapisas, que hace lo que quiere y no pregunta qué es pecado, era aquel cine de los noventa un cine libre, sin tener que estar poniéndose de rodillas. La volvería a ver una y otra vez.