Kevin Williamson conseguiría un admirable reconocimiento con una "buena" temporada de lo que empezó como 'Williamsy-Doo', y la cual abrió con la mítica 'Scream', un episodio alargadísimo que barrió con las taquillas y es considerado hoy por hoy como una de las grandes del slasher, así como sucedería más tarde con la que nos concierne, el segundo episodio de la temporada.

'Sé lo que hicieron el verano pasado' no es más que eso, un apéndice que se valió de la bulla de 'Scream' para poner a gritar, a "averiguar" y a correr de nuevo al club del terror de Williamsy-Doo, esta vez con espectros juveniles del momento como lo fueron Jennifer Love-Hewitt, Sarah Michelle Gellar, Ryan Phillipe y Freddy Prinze Jr, quienes aquí se las dan de asesinos y por ello se tienen que ver en la culposa obligación de guardar un terrible secreto. Bien puede ser un guión innovador para hacer un gran aporte al género, pero muere en su propio gancho al tornarse tan seriamente repetitiva y no obtener casi el efecto deseado. La Hewitt grita demasiado (casi hasta el punto del hastío para el espectador), Gellar escasamente la acompaña, Phillipe sólo muestra pecho y Prinze Jr... Prinze Jr... Prin... ¡Ah sí! Él también aparece en la película. Y a estos se les pasa todo el metraje "investigando" quién es el causante de todas sus desgracias con aquellas sombrías bromitas que ya se han pasado del mal gusto, para hallar finalmente al culpable de todos los escasos asesinatos tan sin picante y desabridos que culminan con un descubrimiento más que sospechado y sin nada de impresión.

"Más gritos y escalofríos que en Scream" rezaba en el DVD. Más gritos sí, la Love-Hewitt supera a Neve Campbell con sus alaridos hasta exasperar y una gripe seguramente me producirá más escalofríos que esta película.
En su época fue un distinguido boom sin precedentes, ahora la veo y no pasa de ser más que un mero entretenimiento de desparche de tarde con palomitas que me hace recordar más a "Scooby-Doo" que a un grán clásico juvenil del terror. Aún así, no hay duda que es demasiado popular, aunque es prueba viviente que los años no pasan en vano, pues ha envejecido tan mal que ya no produce la mayor cosa, pero al menos la siguen pasando por televisión y su nivel de entretenimiento consigue ser notable.