Greenland está dirigida por Ric Roman Waugh, creador de la infausta y número una del ránking de peor película del blog 2019 durante el año pasado: Operación Washington D.C. Sin embargo, al menos aquí nos ahorra el bochorno y, si bien pone de nuevo a Gerald Butler a sus órdenes, la cosa no desbarra y podemos asegurar que estamos ante un espectáculo taquillero que no aporta nada nuevo al género, pero al menos llena las salas, que falta les hace. Por lo demás, Morena Baccarin y Gerard Butler se dedican a correr por EEUU para alcanzar un refugio que les hará salvar el culo.

Y es que el problema principal no es el meteorito en sí, qué va, aquí el peor enemigo de nuestros protagonistas es la diabetes del niño, que les impedirá coger un vuelo, para el cual tenían plaza asegurada hacia un búnker. Pero eso hará del viaje algo más entretenido y azaroso, y de paso les hará descubrir la verdadera cara de la humanidad. Peleas, saqueos, muertes y carreras hacia adelante para salvar el culo. Se azucara la cosa cuando vemos que hay buena gente en este mundo, claro, de manera que la película acaba convirtiéndose en un ir y venir con gente muy mala y gente muy buena rodeándonos. Por lo demás, efectos especiales decentes, una paleta de colores naranja apocalíptica y la sensación de que hemos visto esta película mil millones de veces. Podría haber tenido un final decente, pero no es el caso tampoco.

En definitiva, GREENLAND: EL ÚLTIMO REFUGIO, es un blockbuster que viene bien a la cartelera, pero en ocasiones llega a aburrir y, lo que es peor, se le ve venir de lejos. Gerard Butler cumple, igual que Morena Baccarin, pero lo cierto es que el conjunto es más que mejorable a todos los niveles. Al menos, Butler aquí no entra en modo Dios y está más humanizado, que falta le hacía, sus años tiene. En todo caso, cumple con su objetivo de entretener, que ya es mucho, así que echadle un vistazo si queréis algo de acción.