Godzilla vs. Kong está dirigida por Adam Wingard, quien dirige a Millie Bobby Brown, Alexander Skarsgard y Rebecca Hall, entre otros muchos que no pintan nada. Precisamente ese es el mayor error de la película, puesto que no es necesario plantearnos personajes que ni nos van ni nos vienen porque, para qué negarlo, los protagonistas absolutos no son otros que Kong y Godzilla. Por medio, una corporación sombría cuyos planes van más allá de la búsqueda de una energía poderosa en el núcleo de la Tierra. Como imaginaréis, lo de menos es un guion que está más o menos bien llevado. No se le puede pedir más.

En cuanto al apartado técnico, GODZILLA VS. KONG revienta la pantalla con unas poderosas imágenes, luces, efectos especiales y detallismo en Kong y Godzilla que son sencillamente espectaculares. El gran mono bajo la lluvia, su pelo ondeando o los edificios derrumbándose en Hong Kong e incluso la batalla naval, nos dicen que estamos ante un gran blockbuster que cumple con lo prometido, que son unos fuegos artificiales con los que todo el mundo disfrutará. El principio de la película promete, después de pierde en una búsqueda que no nos importa y finalmente vuelve a acelerar con la batalla final. Si esa parte intermedia se hubiera reducido, habría quedado algo mucho más completo.

En definitiva, GODZILLA VS. KONG es el espectáculo palomitero, quizás, del año. Sabe entretener y hacer que el espectador desconecte y se divierta, sus efectos especiales son de altísimo nivel y las batallas son vibrantes y espectaculares. Además, tanto Godzilla como Kong derrochan mucho carisma, tanto es así que hacen innecesaria la aparición de una sarta de actores que nada aportan al conjunto. Ellos solos se bastan y se sobran para dar al espectador lo que desea. Si os van los blockbusters decentes, esta es vuestra película.