Thriller español que se ha estrenado en Netflix, aunque no era la previsión inicial. La película tiene un cierto aroma a otras películas recientes, véase La isla mínima, y tiene un buen acabado en general.

La fotografía es muy sobria, sobre todo cuando están en espacios abiertos, que es donde destaca más. Dentro del furgón se nota un poco que es un decorado y pierde algo de ese toque. En cuanto a la música, no la destaco en especial.

El plato fuerte de esta cinta es la actuación, sobre la que recae gran parte de la trama, porque una vez te enteras de que va la historia pierde algo de fuerza. Tanto Javier Gutiérrez como el antagonista cumplen muy bien con su papel, a pesar de que el guión no les acaba de hacer justicia. El resto del reparto está correcto, pero demasiado estereotipado, y por consecuencia poco más pueden aportar.

El guión empieza muy bien, mostrando un traslado de presos (aunque aquí lo haga la policía en lugar de la Guardia civil) que presenta a los personajes. La escena del cacheo es interesante, no es algo que se suela ver. Toda la primera parte está llena de tensión, una amenaza invisible siempre de fondo que no sabes por donde te puede venir. La segunda parte ya adolece más de los giros previsibles de este género, que hace que se me caiga un poco la película. El final no lo veo malo salvo por dos detalles, que sí me empañan un poco la experiencia.

Es una peli para echar el rato, no será memorable pero es entretenida y te da el suspense que promete.