No es que Alex de la Iglesia sea santo de mi devoción, pero al ver que estrenaba una película rodada en la ciudad más bella del mundo me lancé a verla. Y os digo una cosa: es tan mala que da vergüenza ajena. El reparto es tan nefasto y sus actuaciones son tan forzadas que no parecen ni actores. De hecho, empatizas con los malos y estás deseando que se los carguen desde el primer minuto (pero no por el papel que interpretan, sino por interpretarlo tan mal). La trama es tan ridícula que parece escrita por un mono entrenado que junta palabras al azar lanzando al aire piezas del scrabble. El final es de lo más anticlimático y falto de lógica que he visto en años. En definitiva, es tan rematadamente mala que ni siquiera Venecia sale bonita y mira que eso es casi imposible.

El otro día leí una entrevista que le hicieron a Juan Miguel del Castillo, director de la estupenda "Techo y comida" donde decía que le ha costado al menos 5 años conseguir financiación para su segunda película (La maniobra de la tortuga). Y después hay directores como Alex de la Iglesia que hace películas como churros (en el peor sentido de la expresión) y al que le financian cualquier bodrio que presente por aquello del "cría fama y échate a dormir". Una pena.