Haz click aquí para copiar la URL
Togo Togo · Noplace
Voto de AGF:
6
Fantástico. Infantil. Animación Justo cuando su abuela (Mia Farrow) está a punto de perder la casa en la que vive, Arthur (Freddie Highmore), un niño de 10 años, recuerda que su abuelo le había hablado de un gran tesoro oculto en la tierra de los Minimoys, un universo de pequeños seres fantásticos que viven en armonía con la naturaleza, un mundo tan lejano y sin embargo tan cercano e invisible al ojo humano. Decidido a salvar a su abuela, Arthur conseguirá la llave ... [+]
8 de septiembre de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Podemos leer miles de libros o ver miles de películas que siempre vamos a acabar llegando al mismo inagotable tema: que algo va mal. En poco esmerado resumen: que la generación inmediatamente posterior a la tuentifacebookblackberryinternetforfreepornandnoforinformationnininihilistadesdelamásmediocreignoranciaipodetc (principal receptora de esta cinta) vive ya atrapada en una rutina en la que las prisas impuestas no dejan tiempo para plantearse siquiera pisar un poco el freno para cuestionarse un par de cosas, razón por la que seguramente esta puta mierda de tinglado seguirá mayoritariamente en manos de gilipollas hasta nuevo aviso.

Sí, pensamiento radical este, que me asaltó (con otras palabras menos en lo de “puta mierda”) en medio del agradable visionado de la peli de Besson. El porqué de dicho asalto es (sumado a mi tendencia natural hacia el mentado tema) el hecho de que del minuto cero al último se percibe en Arthur y los minimoys lo atropelladísimo de la narración, en la que los hechos se suceden sin dar el menor respiro, guiados por un frenetismo bestia que se carga toda posibilidad de que quede el menor poso de esta cinta en el espectador. Arthur y sus amiguitos tienen que estar de aquí para allá, corre que te corre, sin parar, cagando leches, aunque semejante velocidad acabe por quitarle sentido a la historia, convirtiéndola en una de esas que los chavales se tragarán como se tragan una partida a la play o un buen paquete de palomitas.

Pero, a pesar de lo mucho que incite la película al consumo de speed y a vivir rápido y morir joven, no se puede negar su talento visual o su ocurrencia desvergonzada en momentos puntuales como el de la pista de baile. Virtudes que sitúan el conjunto por encima de lo correcto, cosa a la que ayuda la innegable autoconsciencia y la leve (en realidad no me acuerdo de si la había pero queda bien decirlo) autoparodia que hace la fantasía asequible, incluso atractiva, para todos, todos los públicos.
AGF
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow