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España España · Madrid
Voto de Pedro:
8
Thriller. Drama Nueva York, 1968. Frank Lucas (Denzel Washington) es el taciturno chófer de un importante mafioso negro de Harlem. Cuando su jefe muere inesperadamente, Frank aprovecha la oportunidad para construir su propio imperio. Gracias a su talento, se convierte no sólo en el principal narcotraficante de la ciudad, inundando las calles con productos de mejor calidad y precio, sino también en un hombre público muy respetado. Richie Roberts ... [+]
22 de mayo de 2008
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno daba por perdido a Ridley Scott después de su última película de mérito: "Thelma & Louise" en 1991. Tampoco se le exigía otro "Blade Runner"; pues incluso don Miguel sólo escribió un Quijote y pedirle que repitiese hubiese sido cruel. Con "Gladiator" entusiasmó a muchos -Oscars incluidos-, pero la película de romanos no resistía el contraste con títulos como "Espartaco" o "Ben-Hur", ni siquiera con aquélla de la que era deudora: "La caída del Imperio Romano" de Anthony Mann. Tras hacer pasar al espectador la vergüenza de malas bromas del celuloide como "La teniente O'Neil" o el pseudo-gore de "Hannibal", no parecía prematuro ir grabando a golpe de cincel en granito su RIP cinematográfico.

Así que "American Gangster" es una bocanada de aire fresco a su filmografía. No exageraré como algunos hacen para ponerme a comparar este trabajo sin reparos con "El Padrino". Pero creo que la dirección del relato de un gangster negro en tiempos donde hasta los blancos dominaban los bajos fondos, podría codearse de tú a tú con el Scorsese de "Uno de los nuestros" o el Sergio Leone de "Érase una vez en América".

La película arranca con esfuerzo tras un comienzo un tanto deslavazado, pero en pocos minutos coge el ritmo apropiado que no abandona hasta el final, con una muy buena alternancia entre las secuencias del personaje de un perfecto Russell Crowe y las de un Denzel Washington que francamente sólo he visto interpretar mejor de lo que aquí hace en "Día de entrenamiento", trabajo por el que logró un merecido Oscar en 2001. Esta óptima tensión narrativa que se mantiene sin altibajos es probablemente la principal clave de lo que parece un resultado atractivo para público y crítica. El montaje merece también en esto una mención especial, más si cabe cuando se echan algo de menos planos secuencia largos y abundan los poco generosos en tiempo.

Destacaría por su planificación y puesta en escena, la secuencia de la redada en el edificio de los narcotraficantes, con la salida posterior de Frank de la iglesia mientras Richie le espera fuera... Un brillante cara a cara sin palabras entre el cabecilla de unos delincuentes que más bien se asemejan a elegantes millonarios de postín, y un grupo de currantes de la brigada de narcóticos quienes, a pesar de parecerse ellos por su aspecto más al delincuente común de lo que se le parece un capo mafioso, resaltan por su entereza en un mundo donde está corrupto hasta el apuntador (desde policías a abogados pasando por militares). Un Estados Unidos donde un criminal como Frank Lucas, después de todo, no es más que señal de progreso: el hombre de color que triunfa donde sólo lo hacían los blancos.

Fue tarde para el gangster cuando intentó rectificar en el fuego de la chimenea el olvido de su máxima de no llamar la atención. Esperemos que no sea tarde para que este director británico que nos ha dado algunas de las mejores secuencias de la historia del cine recupere la senda del que se escribe con mayúsculas.
Pedro
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