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Voto de Kyrios:
3
Drama Trece pinturas de Edward Hopper cobran vida para contarnos la historia de una mujer que vive una realidad que no acepta. Shirley es una mujer atractiva, carismática, comprometida y emancipada que querría cambiar el curso de la historia, una mujer que no acepta la realidad de la época que le ha tocado vivir: América entre los años 30 y los 60. (FILMAFFINITY)
17 de mayo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Shirley: Visiones de una realidad no es una película al uso. El filme apenas tiene una trama habitual. Lo que vemos en pantalla son diferentes recreaciones de los cuadros más famosos del pintor, puestos en escena. La protagonista de la película es una mujer que aparece en los diversos cuadros, que a medida que pasan entre uno y otro se supone que hacen avanzar la historia de su vida. 

La realidad es que la película es un experimento, más que una obra consumible en cines. No existe curiosidad más allá de ver como se han retratado los diversos cuadros del pintor, algo que se limita exclusivamente a la composición de los cuadros, y no al fondo teórico de estos. 

Edward Hopper es uno de los pintores más reconocibles del siglo XX norteamericano. En sus pinturas, uno de los leimotivs principales que podemos encontrar es la incomunicación generada por el aislamiento del individuo en la gran ciudad, fruto del capitalismo depredador. También encontramos a personajes que parecen vivir separados unos de otros, por muros invisibles. Realidades que separan mundos intangibles. De todo eso en la película no encontramos absolutamente nada. Lo único que hace Gustav Deutsch es recoger la composición pictórica de los cuadros más conocidos del pintor y recrearlos. Se apropia de la estética, para dejar de lado cualquier contexto más profundo. Vemos a nuestra protagonista recitar sus textos, pero nunca sentimos algo que nos conmueva, como si sentimos con el arte de Hopper. 

La película podría ser fácilmente parodiada como una de aquellas obras que solo interesan a muy determinados círculos de intelectuales. Y lo cierto es que es así. Shirley: Visiones de una realidad es como si alguien hubiera digerido mal a Tarkovsky y hubiera pensado que el simple hecho de alargar un plano hasta la extenuación es sinónimo de buen cine. Pero si por poner un ejemplo, en los estirados planos del director soviético nos encontrábamos siempre con una profunda reflexión, en la película de Gustav Deutsch no hay absolutamente nada. Es el vacío absoluto.

La película parece tratar algunos temas, como es la propia crisis existencial de la mujer en la América de la posguerra o el papel del arte en la sociedad (de los discursos sobre Elia Kazan también puede desprenderse someramente algo), pero finalmente se dedica exclusivamente a realizar diálogos en voz alta que intentan trascender aunque no hablen de nada. Shirley: Visiones de una realidad es la típica película que pone en mal lugar a los que somos amantes del cine pausado, porque hace pensar a los demás espectadores que todo el cine que no es comercial es tan vacío de significado como este.

or otra parte, las actuaciones de los actores son lo más teatrales posibles, declinando cada palabra como si se tratara de un momento Shakesperiano. A los actores principales, Stephanie Cumming y Christoph Bach la exageración se los come por entero, y a pesar de que se entrevee de que detrás de ellos hay dos actores consumados, lo cierto es que lo que se traslada en pantalla siempre está rozando el rídiculo.

Conclusión

Mejor pasar de la película y buscar cuadros de Hopper por internet, o incluso ir a un museo donde hayan estos y verlos de primera mano. El resultado será cien veces más reconfortante. También podemos ver la película en 16X, porque el resultado será el mismo. 

Crítica escrita para cinemagavia.es
Kyrios
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