Daniel Sánchez Arévalo no tiene un pelo de tonto y eso lo hemos visto a través de su filmografía como director. Sabe reunirse de actores que atraen al público, su idilio con Antonio de la Torre saldrá en los récords guinness seguro en unos años y a este le sumamos también a Quim Gutiérrez y a Raúl Arévalo, vaya trío.

Si a esto le añades un acontecimiento único en nuestro país, como fue por fin ver a nuestra selección de fútbol, jugar una final de un Mundial y ganarla, al menos ya te has asegurado la curiosidad del espectador. La gran familia tiene tantas dosis de comedia, como de drama y romanticismo, ahí ha sabido caminar entre los diferentes géneros sin confundir al espectador, y sin cargarse la idea principal. Está claro que pocas familias son como estas, comenzando por la original idea de que pautas seguir para formarla. Todo parece una locura hasta que comenzamos a ver los pormenores que rodean a cada personaje. Algunos personajes rayan lo ridículo en mi opinión y tienen poca gracia, pero había que tirar de tópicos entre tantos hermanos. El personaje de Quim Gutiérrez es quien se echa la trama a la espalda y esconde el secreto familiar para no dañar ni a su padre, ni a sus hermanos. Sorpresa de las buenas e inesperada en este tipo de películas. Las actuaciones en su mayoría están correctas, quizás unos se han quedado sin razón, con más minutos que otros innecesariamente. Me ha encantado Sandra Martín, estaré atento a esta actriz en los próximos trabajos. Y ha sido interesante ver varios cameos en el film.

Ha sido un acierto lo de rodar la mayoría del rodaje en exteriores, la finca es una maravilla, con todo ese colorido, esos contrastes, una gran fotografía que te ayuda a entender mejor la historia.

A mi me ha entretenido mucho y me ha hecho pensar bastantes en los diferentes conceptos de la vida y su importancia, muy recomendable. Por lo visto ha sido la gran fracasada en los premios Goya, pero ya sabemos como funciona la cosa.