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México México · Monterrey
Voto de Quique Mex:
9
Drama Historia dramática que recorre 12 años (2002-2013) de la vida de Mason (Ellar Coltrane) de los seis a los dieciocho. Durante este periodo, se producen todo tipo de cambios, mudanzas y controversias, relaciones que se tambalean, bodas, diferentes colegios, primeros amores, desilusiones y momentos maravillosos. Un viaje íntimo y basado en la euforia de la niñez, los sísmicos cambios de una familia moderna y el paso del tiempo. (FILMAFFINITY) [+]
5 de enero de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El paso del tiempo y su incidencia en la vida de sus personajes ha sido una constante en algunas de las películas del realizador Richard Linklater, siendo la más obvia referencia al respecto su trilogía con Jesse y Celine (Before Sunrise, Sunset, y Midnight), y Linklater sabe filmarlo como pocos.

Ahora, el realizador de la memorable School of Rock se volcó en una aventura cinematográfica sin igual, filmar la vida de un chico durante doce años, con un presupuesto bastante acotado y una gran cantidad de técnicos que pasaron por el rodaje, una semana cada año, hasta así completar este maravilloso recorrido en el que vemos a los personajes crecer, madurar y envejecer.

El relato se centra en Mason (Ellar Coltrane), su hermana Samantha (Lorelei Linklater, hija del director), y sus padres, divorciados (Patricia Arquette y Ethan Hawke), así los vemos desde que los chicos están iniciando sus estudios, sus cambios de residencia, su convivencia con su padre regularmente muy ausente, las malas decisiones de la madre para elegir sus parejas, el logro de la misma para graduarse, los primeros amores y el camino para el ingreso a la universidad.

La vida de la familia pasa por la pantalla y el relato nunca sufre fractura alguna a consecuencia del paso del tiempo, Linklater soluciona la transición temporal de manera efectiva haciendo uso de una exquisita selección de canciones representativas de cada época, haciendo mención, sutilmente, de los avances tecnológicos y hechos históricos que nos ubican en cada momento sin necesidad de colocar cárteles que anuncien nada, el paso del tiempo se nota en cada plano, en cada hecho, y también en el físico de los actores.

Aunque se trata de una historia de ficción, queda en el aire siempre que tanto de realidad hay en los hechos que vemos en cuanto al personaje de Mason, un chico que crece a la par del actor que lo ‘interpreta’, la naturalidad con que filma Linklater a sus personajes los dota de una sensación de vida real que traspasa cualquier cosa, convirtiendo cada momento en pantalla en una experiencia única, donde las situaciones más banales adquieren un peso específico particular que se aglutinan dejando al espectador con la sensación de querer conocer más de la vida de esos personajes.

Experiencia entrañable, emocionante e irrepetible, como la vida misma, Boyhood apela a sensaciones auténticas, al humor más convencional y al natural encuentro de la vida con la magia propia del cine.
Quique Mex
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