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Costa Rica Costa Rica · San José
Voto de wílliam venegas:
5
Musical. Drama. Romance Ali Rose (Aguilera) es una chica de pueblo que se traslada a la gran ciudad y entra a trabajar como camarera en un club de variedades; pero, muy pronto, su objetivo será demostrarle a la encargada del local, Tess (Cher), que tiene talento para ser una de las chicas del espectáculo encima del escenario. (FILMAFFINITY)
4 de abril de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La señora Chistina Aguilera se vio en una película por primera vez y, enamorada de sí misma, logró que cada plano de dicha cinta estuviera dedicado a ella: mientras canta, mientras ríe, mientras es camarera, mientras se enamora, mientras se cambia de ropa, mientras se maquilla, en fin, mientras pasa toda la película. El filme en cuestión es un musical, por supuesto, y se titula Burlesque: Noches de encanto (2010), que igual pudo titularse “Noches de Aguilera”. El director es alguien puesto al servicio de este culto “christiniano”, buen artesano para plasmar ciertas coreografías rituales: se llama Steve Antin.
Para atraer más público a las boleterías, los productores contrataron a la apergaminada Cher, quien hace milagros para tratar de ocultarse sus 64 años. Su trabajo es secundario, con dos canciones a su haber frente al chorro de melodías cantadas por Christina Aguilera (algunas de su propia composición). Con solo esas dos canciones, la momificada Cher demuestra tener mejor estilo y mejor voz que la más joven Aguilera, nacida en 1980.
Por lo demás, la historia es harto usual y el tratamiento de la trama es de lo menos creativo que pueda uno imaginarse. El filme no se cansa, pero sí lo cansa a uno de repetirse secuencia a secuencia: a cada momento sentimos que el filme cayó en un remolino del que no puede salir, hasta el final, de un solo y rebuscado sopetón.
En tanto, asistimos a una pasarela de coreografías, a subtramas inútiles y a ver y ver y ver a Christina Aguilera (pésima actriz). El montaje del filme es deficiente, por lo que su ritmo pierde vivacidad. La fotografía se apelota. La música es tan solo funcional y la simpleza inútil se apodera de la cinta. Como dijo alguien: es una oda egocéntrica que llega a cansar y, lo peor, le toca al público pagar el boleto.
Noches de encanto tiene, a lo sumo, el “encanto” de un objeto herrumbrado. Sin serlo, suena a puerta vieja. Parece concierto de un maniquí frente a otros, solo que saben moverse. Es película tan irregular como cigarro mal fumado, que puede gustar –sí– a los más fanáticos del género o de las actrices, lo que no significa que sea buena película. ¡Para nada!
wílliam venegas
crítico de cine
periódico La Nación, Costa Rica
http://lahuelladelojo.blogspot.com
wílliam venegas
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