Una obra maestra de uno de los mejores directores, en la que da una lección magistral de dirección empezando por las localizaciones de la película, que se realizan en una fortaleza en Holy Island que es una pieza principal de la trama puesto que cuando sube la marea queda totalmente aislada del mundo.
La dirección de los actores es estupenda con una gran actuación de todos los actores, especialmente Donald Pleasence, una guapísima Jaqqy Bisset (como se anuncia en el film) de estética beat, un juego de luces que resaltan el blanco y negro, con el que vuelve a trabajar Polansky después de Repulsión y unos movimientos de cámara de cátedra.
Una obra maestra de indispensable visionado.