Cuando da comienzo la película uno piensa que se está enfrentando a una obra de Ozu. La misma sobriedad, encuadres similares y esa pausada tranquilidad con la que el maestro japonés cuenta sus historias. Quizá hay algún plano fugaz (el acercamiento en travelling a un cartel) que desentona con el tono general y que sería más reconocible en el cine clásico americano. Por lo demás, la diferencia más significativa, el principal aporte de Tanaka a la narración, más que en lo formal, está en el punto de vista que adopta sobre el personaje de la hermana pequeña, por ser mucho más resuelta de lo que suelen ser las mujeres en las películas japonesas de la época. Muy buen film, de una mujer que supo incorporar y hacer suyo lo mejor de los grandes maestros que la dirigieron.