Fiel retrato de la violencia, a cargo de un semidesconocido Geoffrey Wright, quien brinda a su compatriota Russell Crowe la oportunidad de lucir sus innegables aptitudes para la interpretación.

Todo en el mundo de Hando, Davey y Gape es sórdido, fútil y vacuo.

El cineasta australiano se centra sólamente en el estudio de la violencia a través de las vidas de un colectivo skinhead de Melbourne, sin detenerse en la relación de causalidad.

La violencia de estas personas se canaliza hacia el odio a lo distinto, inspirándose en el libro de cabecera del líder Hando (Crowe): Mein Kampf de Adolf Hitler.

La marginalidad atrae a lo marginal, y Gape una yonki epiléptica con una vida familiar bastante tortuosa se ve fortuitamente arrastrada a este torbellino de ignominia y estulticia humana.

Sin embargo el autor deja abierto cierto resquicio a la esperanza.

Bebiendo descaradamente de las fuentes de Kubrick y su magistral estudio de la ultraviolencia en clave de comic, esta cinta sin embargo adopta el serio rictus de la muerte y el descontrol al acecho.

Entretenida película si la asimilas bien. Abstenerse gente reflejada en este espejo.