Que John Ford tenía un talento descomunal en la concepción de obras de arte es algo obvio y redundante. No sólo era un tipo grande de estatura con algo de mala leche, sino el más grande facturador de westerns y retratista de la idiosincrasia del pueblo americano en sus comienzos, en la odisea por el far west.

Ésta es definitivamente la película que más me gusta de él. Uno de los mejores retratos de personalidades de un colectivo (el de la diligencia) que haya visto nunca.
Como si de Goya se tratara, traza gruesas pinceladas que describen con infinita precisión el alma de los personajes.

Genial John Wayne (junto con su personaje del Hombre que Mató a Liberty Valance su mejor actuación de siempre), y geniales el resto de actores.

Ford puede ser el director que más obras de arte acapare en su filmografía con todo merecimiento. Un derroche de ingenio, fervor artístico y saber hacer bien las cosas.

Nadie como Ford supo narrar tan "suavemente", como en un susurro sus películas. Nadie como él merece con tanto acierto todos los galardones, imaginables e inimaginables.