Reconozcamos que es bastante engañosa la forma de proceder de Alex Hitch (Will Smith) porque por cuatro lecciones que les enseñe a sus clientes, es muy difícil que conquisten a la mujer de sus sueños. De hecho, parte de una idea equivocada que todo seductor coloca como norma número uno: te tiene que importar un comino la futura víctima. Por este motivo la gente que enseña técnicas de seducción, dejan claro precisamente que no pueden hacer que una mujer en concreto, la que quieres, se enamore de ti. Esto es triste pero desgraciadamente es así: el enamorado es un pésimo seductor. Pensad que si nos gusta una chica, nos ponemos nerviosos, hacemos el tonto, somos sinceros, nos mostramos ansiosos... y no nos comemos una rosca. En cambio, el tío guay mantiene su mente clara, se muestra ingenioso y seguro de sí.... y triunfa porque en el fondo no le importa la otra persona. No va a por una, sino por cualquiera que pica los anzuelos que ha dejado.

Con todo, el planteamiento es realmente atractivo pues de algún modo todos queremos hacernos con los secretos para volvernos irresistibles para el otro sexo. De este modo seguimos con complicidad al patoso alumno, Albert Brennaman (Kevin James) y a su profesor, Hitch, en el arte de la seducción. Esta parte es la mejor de la película y es cuando se juntan estos dos cuando nos reímos, de tal modo que hubiera modificado la historia para que compitieran por la misma mujer, evidentemente Sara (Eva Mendes). Desgraciadamente Albert prácticamente desaparece durante la segunda mitad, deviniendo "Hitch, especialista en ligues" una comedia romántica algo anodina y aparatosa, con lo cual, la trama decae, se vuelve previsible y nos deja un mensaje un poco cobardón al decir que no hay principios básicos para ligar. Aún así, los protagonistas son simpáticos y tiene cierta elegancia por lo que el filme se ve con agrado. Y si no, esperad al frenético baile final.