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Voto de Reaccionario:
7
Drama Nuevas aventuras tanto personales como deportivas del boxeador Rocky Balboa, que en esta ocasión debe enfrentarse a un duro y frío boxeador soviético, llamado Ivan Drago. (FILMAFFINITY)
22 de junio de 2014
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque parezca imposible, más flipante que "Rocky III" (1982), cosa que se anuncia con esos míticos puños que explotan al empezar, además de más patriótica. De forma totalmente injusta, entre ésta y "Rambo II" (1985) recibió ese año Sylvester Stallone 16 nominaciones a los Razzies de las que 9 acabaron siendo premios, lo que sólo es revelador de la inquina hacia su figura, me temo que en los círculos más progres. Sin embargo, su calidad, dentro del género, es palpable lo que explica que nuestro actor-director-guionista lograra la proeza, no sé si igualada, de colocar a su "Rambo II" y a su "Rocky IV" en el número tres y dos respectivamente de las más taquilleras del mundo de 1985. Es cierto que la película es argumentalmente un poco simple a pesar de su importancia geopolítica en la que se termina abogando por algo parecido a la "coexistencia pacífica" pero también que su desenfado, frescura y capacidad de emocionar es enorme. Mucha atención a sus cortes musicales como el del entrenamiento en la nieve, o mejor aún, con el "No easy way out", más de cuatro minutos maravillosos de una conjunción perfecta entre imágenes y sonido. Una pasada. Que aprendan hoy día ha realizar videoclips. En cuanto a las críticas a la obra, muchas no están legitimadas cuando se la confunde con la 5 o se le atribuye la canción "Eye of the Tiger" que es de la 3.

Ahora bien, algunos no le perdonan su "ataque" a la Unión Soviética. El marxismo, tras renunciar de partida a la ética y al sentimiento, últimamente lo ha hecho de la razón y eso que se las daba de científico. Su defensa o su ataque, por ejemplo a esta película, se basa en repetir consignas esclerotizadas como "mentira", "fascista", "propagada" o "anticomunista". Así, si usted le explica a un izquierdoso que en 1985, además de la pobreza interna y la guerra externa que patrocinaba la URSS, había miles de presos políticos, en cárceles, centros psiquiátricos o en el sustituto del Gulag como trabajo esclavo, puede mencionar al activista Alexander Ogorodnikov, al padre Gleb Yakunin, a la escritora Irina Ratushinskaya o el físico Yuri Orlov; los 700.000 agentes de la KGB en 1986, más otros 250.000; la férrea censura que impedía publicar hasta la criminalidad o los desastres naturales; o los 200.000 muertos, según Green Peace, causados por Chernobyl (1986), especialmente entre los liquidadores más adultos abandonados a su suerte según la consigna "Ellos ya han tenido hijos y ya no esperan nada más de la vida”, así que se mueran, la respuesta será siempre la misma: "mentiras burguesas", "discurso fascista", " propaganda capitalista" y "anticomunista fanático". Es siempre igual y no hace falta argumentarla. ¡Es la defensa perfecta!
Reaccionario
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