Me esperaba más de "El fugitivo". La primera vez que la vi me decepcionó y en un segundo revisado me quedo con la sensación de que podía haber dado muchísimo de sí. El planteamiento engancha y durante la primera media hora todo apunta a que vamos a ver una persecución implacable, una caza humana con el doctor Richard Kimble (Harrison Ford) como presa. Sin embargo el desarrollo de la película cambia la acción trepidante por la intriga. Desgraciadamente lo que es peligro, no es que pase mucho el fugado. De hecho, Kimble se encuentra demasiado cómodo en su desesperada situación, tanto que puede tranquilamente ponerse a investigar al presunto asesino real de su mujer. De esta forma, hay un juego del gato y del ratón entre unos y otros, por momentos ingenioso pero algo repetitivo y la verdad no muy emocionante.

A "El fugitivo" le pasa justo lo contrario que a nuestro doctor. Empeora a medida que pasan los minutos. La trama se vuelve bastante predecible, incluso el desenlace en que las secuencias de lucha me parecen ya fuera de lugar, acaba resultando fácil y como dice alguien, con unos malos disdibujados que se ven a la legua. En cambio Richard Kimble aparece con unas barbas de naúfrago para más adelante ir rejuveneciendo. Mientras tanto, el grupo de policías liderados por Samuel Gerard (Tommy Lee Jones) aportan los mejores momentos por su sentido del humor y su complicidad. Atención al trato de favor que la da el jefe a la negrita. "¿Por qué no le gritas nunca a ella?" le dice uno. Esto sí que es ser machista no lo del "Valle de Elah". Por cierto, el día de San Patricio nunca lucirá igual de soberbio después de "El Clan de los Irlandeses".