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Voto de Sémele:
10
8.0
63,731
Intriga. Comedia. Drama. Thriller
Tanto Gi Taek (Song Kang-ho) como su familia están sin trabajo. Cuando su hijo mayor, Gi Woo (Choi Woo-sik), empieza a dar clases particulares en casa de Park (Lee Seon-gyun), las dos familias, que tienen mucho en común pese a pertenecer a dos mundos totalmente distintos, comienzan una interrelación de resultados imprevisibles. (FILMAFFINITY)
8 de marzo de 2020
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con PARÁSITOS he disfrutado de una de las mejores películas que he visto en años. Es sorprendente. Aúna en sus 132 minutos originalidad y entretenimiento y, lo que es más valioso todavía, una metáfora social tan incisiva como dramática. Ya lo dice Ki-taek, el padre de la familia protagonista (excelente Song Kang-ho): No hay que hacer planes porque la vida no funciona con planes.
Hablando en plata, es una película asombrosamente redonda en su forma y en su fondo, fusionados con la gran maestría de Bong Joon-ho. Estéticamente es tan brillante (localizaciones, decorados, vestuario, ambientación...) que me sentí parte de ese entorno, junto a sus personajes, compartiendo ese espacio privilegiado y ese espacio desangelado. El esfuerzo para que todo resulte preciso como un reloj no es vanal, pues los escenarios en los que se mueven estos parásitos va a decirnos más que sus palabras.
A nivel argumental e interpretativo es genial. Como una historia, eficaz y sencilla, va girando y girando hacia algo asombrosamente distinto y cautivante, es algo que me seduce en estos tiempos de sequía de ideas nuevas, cinematográficamente hablando. Los giros argumentales, inteligentísimos, le dan una dimensión nueva, un arriesgado golpe de timón. Los personajes principales, el joven Ki-woo, su hermana Ki-jung, su madre Chung-sook y su padre, ya me han cautivado con sus trejemanejes para salirse del tiesto, los amo y los comprendo... hasta cierto punto. Porque, ¿qué haría en su lugar? Entonces... de repente, esa interesante reflexión se evapora y en su lugar aparece un elemento nuevo que no veía venir y que acaba por transformar esta comedia negra, muy negra, en algo mucho más tétrico, violento, dramático, trascendente. Un espiral de locura en que todo, TODO, puede pasar. Y ahí es cuando solo me queda aplaudir. Bong Joon-ho arriesga y gana de calle.
No me queda más que rendirme a la hazaña de PARÁSITOS. Merecedísimo Oscar y Palma de Oro de Cannes a mejor película, además de otros 3 Oscar de los llamados importantes (dirección, guión original y película internacional), una película dura, realista, poderosa y dolorosa. Me dejó mal cuerpo, sí, es amarga, porque, en estos tiempos que corren, entre locuras e injusticias, qué vamos a esperar, pero también la satisfacción de haber visto una película original, entretenida y profunda.
Hablando en plata, es una película asombrosamente redonda en su forma y en su fondo, fusionados con la gran maestría de Bong Joon-ho. Estéticamente es tan brillante (localizaciones, decorados, vestuario, ambientación...) que me sentí parte de ese entorno, junto a sus personajes, compartiendo ese espacio privilegiado y ese espacio desangelado. El esfuerzo para que todo resulte preciso como un reloj no es vanal, pues los escenarios en los que se mueven estos parásitos va a decirnos más que sus palabras.
A nivel argumental e interpretativo es genial. Como una historia, eficaz y sencilla, va girando y girando hacia algo asombrosamente distinto y cautivante, es algo que me seduce en estos tiempos de sequía de ideas nuevas, cinematográficamente hablando. Los giros argumentales, inteligentísimos, le dan una dimensión nueva, un arriesgado golpe de timón. Los personajes principales, el joven Ki-woo, su hermana Ki-jung, su madre Chung-sook y su padre, ya me han cautivado con sus trejemanejes para salirse del tiesto, los amo y los comprendo... hasta cierto punto. Porque, ¿qué haría en su lugar? Entonces... de repente, esa interesante reflexión se evapora y en su lugar aparece un elemento nuevo que no veía venir y que acaba por transformar esta comedia negra, muy negra, en algo mucho más tétrico, violento, dramático, trascendente. Un espiral de locura en que todo, TODO, puede pasar. Y ahí es cuando solo me queda aplaudir. Bong Joon-ho arriesga y gana de calle.
No me queda más que rendirme a la hazaña de PARÁSITOS. Merecedísimo Oscar y Palma de Oro de Cannes a mejor película, además de otros 3 Oscar de los llamados importantes (dirección, guión original y película internacional), una película dura, realista, poderosa y dolorosa. Me dejó mal cuerpo, sí, es amarga, porque, en estos tiempos que corren, entre locuras e injusticias, qué vamos a esperar, pero también la satisfacción de haber visto una película original, entretenida y profunda.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La transgresión de la familia Kim queda en una anécdota cuando estalla la sorpresa, la (re)introducción de Moon-gwang, la antigua ama de llaves de la mansión de los Park, y el "secreto" que cobija el sótano. Hasta entonces la familia Kim se ha dedicado a embaucar a los Park, muy inocentes e incautos, tal vez demasiado, en su esfera de privilegios casi inalcanzable.
En ese momento, a mi modo de ver, se inicia una guerra entre "parásitos" o, si se me permite, entre pobres, que llevan tiempo aprovechándose de la familia Park, para saber quién seguirá enganchado a esa casa, auténtica protagonista, que nutre a los parásitos, sin sospecharlo. Es asombroso como Bong Joon-ho resuelve la historia, como la familia Kim será desenmascarada, porque elige la opción más radical e impredecible. Esa guerra entre pobres que no quieren ser "descubiertos" llevada al extremo, sumado al desprecio del señor Park hacia su chófer Ki-taek a propósito de su presunto "olor", provocan un estallido de violencia muy impactante.
El epílogo da rienda suelta al sueño y, al mismo tiempo, al duro realismo. Bong Joon-ho nuevamente brillante cierra el círculo con la inteligencia de un maestro y nos recuerda la imposibilidad de lograr los planes casi irrealizables que ha perseguido y perseguirá el joven Ki-woo.
En ese momento, a mi modo de ver, se inicia una guerra entre "parásitos" o, si se me permite, entre pobres, que llevan tiempo aprovechándose de la familia Park, para saber quién seguirá enganchado a esa casa, auténtica protagonista, que nutre a los parásitos, sin sospecharlo. Es asombroso como Bong Joon-ho resuelve la historia, como la familia Kim será desenmascarada, porque elige la opción más radical e impredecible. Esa guerra entre pobres que no quieren ser "descubiertos" llevada al extremo, sumado al desprecio del señor Park hacia su chófer Ki-taek a propósito de su presunto "olor", provocan un estallido de violencia muy impactante.
El epílogo da rienda suelta al sueño y, al mismo tiempo, al duro realismo. Bong Joon-ho nuevamente brillante cierra el círculo con la inteligencia de un maestro y nos recuerda la imposibilidad de lograr los planes casi irrealizables que ha perseguido y perseguirá el joven Ki-woo.