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España España · Barcelona
Voto de Sémele:
6
Drama. Intriga. Comedia Abe Lucas, un profesor de filosofía en plena crisis existencial, llega a una nueva universidad. Allí se relaciona con dos mujeres: Rita Richards, una solitaria profesora que busca que la rescate de su infeliz matrimonio; y Jill Pollard, su mejor estudiante y muy pronto su amiga. Aunque Jill está enamorada de su novio, encuentra irresistible la personalidad atormentada de Abe. (FILMAFFINITY)
29 de mayo de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con "Irrational Man" me pasó algo muy curioso. Habiendo visto otras películas del mismo estilo de Woody Allen, como "Match Point" o "Cassandra's Dream", me dio la sensación de que, usando casi los mismos recursos, ésas otras me resultaron mucho más juguetones y entretenidas.

No digo que "Irrational Man" es una mala película, está bien, y cuenta con los lugares comunes de Allen (buenos diálogos, excelentes intérpretes, ambientaciones ideales, estupenda fotografía...). Sin embargo, da la sensación de que se queda muchas veces a medio gas, un poco deslavazada, un poco desganada... Tal vez sea por su protagonista, Abe Lucas, al que da vida un inspirado y gordito Joaquin Phoenix, que está depresivo y casi no levanta cabeza, o tal vez sea porque la historia se presta un poco a la divagación, porque le cuesta un poco arrancar y no se pone interesante hasta bien entrada la primera media hora.

Mientras que con "Match Point" o en "Cassandra's Dream", por poner dos ejemplos con los que comparte muchas cosas, apostaba por una trama atractiva y truculenta, llena de matices, que te atrapaba desde un principio, aquí, Allen, decide jugar la baza de contar con el ralentí puesto, para atraparnos (o no) con el retrato de un hombre, un profesor de Filosofía, con fama de ligón entre sus colegas y estudiantes, que parece vivir sus horas más bajas. Esa baza es arriesgada porque, aunque la historia está bien contada y se ve con cierto interés, en ocasiones, no es suficiente y solo te quedas ahí porque es un Allen. En otras palabras, puede poner a prueba la paciencia del más paciente hasta que llegamos al meollo.

Por decirlo de algún modo, Allen se divierte con una especie de juego de claroscuros, un poco como si jugara con los personajes, como si fueran piezas de ajedrez (más o menos lo que viene haciendo el guionista) a la par que juega con el espectador, creando un universo cerrado, en el que todo, supuestamente, parece improvisado, y también permite que los personajes formen parte del juego, elucubrando sus propias ideas al respecto, en aras de un divertimento que, aunque despega y tiene una resolución buena (aunque poco original), te deja un sabor agridulce, como si ya lo hubieras visto en otras ocasiones y te hubieran parecido mucho mejores.

Especial mención merecen las dos actrices de la función, una recuperada Parker Posey, en la piel de Rita Richards, una colega de Lucas, y la excelente Emma Stone, como la estudiante Jill Pollard, contrapunto del personaje de Phoenix. Esta última, especialmente, está extraordinaria, especialmente en el último tercio de la película, con un final que te deja en suspenso unos breves momentos.
Sémele
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