La introducción o primeros minutos del filme antes de que salgan los auténticos protagonistas de la historia, sólo sirve para equivocar al espectador para confundirlo, desorientarlo y hacerlo esperar un resultado conectado directamente al principio; pero en realidad lo que dicha introducción quiere dar a entender es que estas bandas de inhumanos albanokovares andan por España como "Pedro por su casa" y pasan en sus delitos torturadores y criminales de una familia a otra con suma asiduidad y facilidad, ya que España se ha convertido desde la llegada del PSOE al gobierno de la nación en un paraíso no para los españoles sino para todo tipo de gentuza, criminales e indeseables venidos desde los más nefastos lugares del mundo.

La película si no está subvencionada por alguna empresa de las que venden seguridad a los chalet o casas de ricos que viven apartados, les hará ganar mucho dinero, sin duda; pues a quien la vea le meterá el miedo en el cuerpo de una vez y querrá contratar ya mismo algún tipo de seguridad para su vivienda.

Tal es así que yo siempre he soñado con comprarme una vivienda fuera de esta barbarie que son las ciudades, donde el silencio ya es imposible y dormir por las noches un lujo que nos han robado los bellacos que hacen de las calles una selva de ruido diurno y nocturno con el permiso de las autoridades, las distintas policías y los políticos; pero después de ver esta película mi sueño de apartarme de los centros urbanos buscando un chalet o parcela donde tener silencio se me ha caido a los pies, pues tal como está España, cada vez más llena de albanokosovares y otros tipos que pueden no ya matarte sino torturarte y hacerte pasar por algo peor que la mismísima crucifixión de Cristo, irse a vivir uno a un chalet medio aceptable lejos del ruido puede resultar fatídico y peor el remedio que la enfermedad.

Viendo este filme no queda más que admirar a Lluís Corominas, el catalán que el 9 de diciembre de 2006 acabó con la vida del albanokosovar Sinani Gazmend uno de los canallas que intentó asaltar el chalet de los joyeros en Sant Fruitós de Bages (Barcelona). Aunque la justicia española tan condescendiente con los canallas venidos de allende nuestras fronteras y tan exigente y dura con los españoles, encima ha estado a punto de condenar al valiente Lluís con un montón de años de prisión porque tuvo "la hombría y la firmeza" de impedir que a su mujer, a su familia y quizás a él mismo, esos barbarazos albanokosovares le hicieran lo que vemos le hacen a los personajes de esta película.