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Voto de uryenbg:
9
6.7
632
Drama
Basado en una historia que la propia cineasta escribió en París en 1968, el filme se divide en tres secciones de análisis: Tiempo de Subjetividad, Tiempo del Otro y Tiempo de la Relación. Los tres tiempos son actuados por la propia cineasta en el personaje de Julie, una solitaria que ejecuta actividades repetidas hasta culminar en una escena lésbica provocativa y voyeurista. (FILMAFFINITY)
26 de noviembre de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
De Je, Tu, Il, Elle, primer largometraje de Chantal Akerman, que realiza con tan solo 24 años (dos antes de dirigir Jeanne Dielman) me sorprende sobre todo la ausencia de diálogo en toda la película.
Lo único que escuchamos es el sonido ambiente, la voz en off y ocasionalmente una serie de palabras al aire o monólogos, que no tienen réplica alguna. No hay absolutamente ningún intercambio de palabras entre los personajes.
La película se estructura en tres partes; la primera es un retrato de la propia Chantal Akerman en una minúscula habitación, la segunda narra su encuentro con un camionero haciendo autostop y la tercera concluye con una pasional escena con su amante.
Las tres partes, como digo, sin diálogo alguno, se basan en planos normalmente largos de una expresividad, en contraste, apabullante. Me sorprendió también, particularmente, una de las escenas en el camión que me recordó a Pierrot le Fou, película que según la propia Akerman, fue la que motivó el inicio de su andadura como cineasta ("Cuando vi Pierrot le Fou, con 15 años, tuve la impresión de que la película me hablaba, que era poesía; salí del cine pensando que yo también quería hacer películas") .
Las dos películas no pueden estar más alejada formalmente, una en desbordante color, alegre, histriónica; la otra en blanco y negro, mínima y sutil. Sin embargo, ambas igual de deslavazadas en su desarrollo, comparten un dilatado e irreal plano que las une.
Lo único que escuchamos es el sonido ambiente, la voz en off y ocasionalmente una serie de palabras al aire o monólogos, que no tienen réplica alguna. No hay absolutamente ningún intercambio de palabras entre los personajes.
La película se estructura en tres partes; la primera es un retrato de la propia Chantal Akerman en una minúscula habitación, la segunda narra su encuentro con un camionero haciendo autostop y la tercera concluye con una pasional escena con su amante.
Las tres partes, como digo, sin diálogo alguno, se basan en planos normalmente largos de una expresividad, en contraste, apabullante. Me sorprendió también, particularmente, una de las escenas en el camión que me recordó a Pierrot le Fou, película que según la propia Akerman, fue la que motivó el inicio de su andadura como cineasta ("Cuando vi Pierrot le Fou, con 15 años, tuve la impresión de que la película me hablaba, que era poesía; salí del cine pensando que yo también quería hacer películas") .
Las dos películas no pueden estar más alejada formalmente, una en desbordante color, alegre, histriónica; la otra en blanco y negro, mínima y sutil. Sin embargo, ambas igual de deslavazadas en su desarrollo, comparten un dilatado e irreal plano que las une.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
El plano de Pierrot le Fou con Anna Karina y Belmondo sentados en un coche de noche, iluminados por las intermitentes y artificiales luces es emulado por Akerman con ella misma y el camionero con el que se encuentra, filmados desde el lateral del camión.
El contraste entre los dos planos es evidente (en la primera, Karina y Belmondo divagan de forma divertida, mientras que en la segunda el monólogo sobre el hastío de la vida que lleva el camionero puede resultar espeluznante) pero el juego con las luces de la carretera acabó por remitirme a ella de forma inevitable y sorprendente.
Je, Tu, Il, Elle es también el germen del estilo de Akerman, superficialmente lacónico pero que a base del acumulamiento de largos y calculados planos acaba destapando una latente emoción.
El contraste entre los dos planos es evidente (en la primera, Karina y Belmondo divagan de forma divertida, mientras que en la segunda el monólogo sobre el hastío de la vida que lleva el camionero puede resultar espeluznante) pero el juego con las luces de la carretera acabó por remitirme a ella de forma inevitable y sorprendente.
Je, Tu, Il, Elle es también el germen del estilo de Akerman, superficialmente lacónico pero que a base del acumulamiento de largos y calculados planos acaba destapando una latente emoción.