¿Por qué?¿Por qué me obligáis a escribir esta crítica? Yo quería hablar mejor de esta segunda entrega, pero es imposible hacerlo si no quiero ''faltarme al respeto'' a mí mismo.

Normalmente me prohíbo suspender (por debajo de un 5) a cualquier película que no haya sido realmente desastrosa, pero en esta ocasión, he tenido que hacerlo. Volvemos a la misma historia, aproximadamente un año después de la primera entrega y se cumple aquello de 'algo ha de cambiar, para que todo siga igual'. Y así es, todo sigue igual. Todo sigue igual de incoherente. Una trama que destaca por la espectacularidad de sus escenas, con sus juegos de luces y efectos especiales de posproducción (que dejan un poco que desear).

Os diré que el reparto, al igual que pasó en 2013, sigue siendo aceptable, sin más. Pero la trama está vacía, impropia de un guión bien estudiado. No solo falla en los pequeños detalles, sino que también, en los grandes.
Para mí, lo peor sigue siendo la incoherencia del guión. Cuando ves algunas escenas, no sabes si estás viendo a magos del mundo real (aquellos que juegan con la percepción para crear 'magia' o, más bien, ilusión) o si estamos en el mundo de Harry Potter (que, por cierto, aparece también).

En definitiva, más de lo mismo, cometiendo los mismos errores y jugando con la ignorancia del público.