Harold Allen Ramis falleció hará 8 años el día 24 de febrero, sin duda una fecha triste para todos los fans de 'Los Cazafantasmas' quien perdió a uno de los cuatro jinetes a una edad demasiado temprana cuando tenía 69 años sin poder experimentar del todo el llegar a la tercera edad rodeado de seres queridos. Los mismos seres queridos que se quedaron le echarán de menos y un tributo bonito es este 'Cazafantasmas: Más allá', dirigido por el hijo de Ivan Reitman, el igualmente talentoso Jason Reitman.

Esta tercera parte comienza por una dirección totalmente diferente. Todo lo que en su día fueron los Cazafantasmas se abandonó y tomaron caminos distintos. Serán una madre y sus dos hijos quienes sigan con el legado de las leyendas de lo esotérico. En principio, uno no esperaría que una tercera parte de unos personajes tan queridos fuera tan diferente de inicio, pero valoro que hayan decidido arriesgar un poco y no hayan optado por un camino más fácil.

Con este tipo de secuelas, y especialmente cuando pasaron más de 30 años desde 'Cazafantasmas II', siempre surge la misma pregunta: ¿se hace por aportar algo nuevo o solamente por el dinero? A veces es la primera y a veces es la segunda (la saga 'Terminator' bien sabe de eso que ha rodado películas con ideas nuevas y otras puro sacacuartos). En esta ocasión, tengo que decir que entraría en el primer grupo, pero no por eso es un notable filme.

El inicio y la presentación y desarrollo de los nuevos personajes daban una nueva perspectiva a esta ya trilogía que parecía tener atractivo. McKenna Grace interpretando a Phoebe y Paul Rudd (que no envejece ni a tiros) como Gary Grooberson son los que roban el show y el reencuentro con viejos artilugios y el Ecto-1 dotan a las escenas de calidad y nostalgia a partes iguales. Es cuando las cartas empiezan a ponerse sobre la mesa en la segunda mitad que se vuelve todo demasiado familiar. Tanto Jason Reitman como Gil Kenan cuando escribieron el guion dieron en el clavo con un tramo final realmente precioso, pero con unos villanos demasiado conocidos dando la sensación de cierto enquistamiento.

En todo el metraje se respira un tributo a Egon Spengler/Harold Ramis ingeniosamente introducido en la historia, sin embargo, creo que se quedaron cortos con el riesgo y lastra el resultado global que hasta ese entonces no estaba siendo malo. No habría estado nada mal plasmar nuevas ideas; por otro lado, yo no sé si hubiese hecho un mejor homenaje a Ramis.

Un reencuentro, en definitiva, bonito, pero jugando a lo seguro.