Tras esperar cuatro años para ver la secuela, solo hubo que esperar la mitad de tiempo para ver la tercera y última entrega; caso parecido al mío donde tardé casi seis años desde la primera, allá por noviembre de 2014, y solo un día para ver esta resolución.

La sensación respecto a aquella 'Poltergeist II: El otro lado' es la misma. La magia y la calidad de la original se quedaron en la primera; eso sí, parece que en esta última aventura de Carol Anne y compañía se esforzaron un poco más, si bien demasiado tarde. "Demasiado tarde" quiere decir que durante buena parte del metraje pareció ir sin pretensiones de acercarse siquiera al tono del filme de Tobe Hooper e, incluso, empezaba a abrazar las historias de adolescentes con las hormonas en ebullición. Por suerte no dura mucho y pasa a empezar a jugar con los efectos en diversas escenas como en las secuencias de los espejos que hace que la esperanza no esté del todo perdida. El tramo final con toques del largometraje de 1982 hacen terminarlo en el mismo lugar que su predecesora, que no es decir mucho, pero pintaba mucho peor.

Los ya consagrados en esa época Nancy Allen y Tom Skerritt, quienes interpretan a los tíos de Carol Anne, lo intentan, aunque no llegan a la altura de Craig T. Nelson ni JoBeth Williams, cuyas participaciones se echan en falta mucho. Lo más destacable está en su apartado técnico con unos efectos especiales que mejoran respecto al filme anterior.

Por suerte para la salud de la ya saga y el público, aquí se terminó todo. Era evidente que ya solo se podía ir a peor e imagino que el fallecimiento de la inolvidable niña protagonista tuvo también algo que ver. Así es de jodida la vida.